Aguas y casas
Ciempozuelos no es Venecia, pero, como en la emblemática ciudad italiana, tiene bastantes inmuebles sobre las aguas y, en no pocos de ellos, se pelea con bombas y canalizaciones para que no dañen las propiedades. El líquido que llega es una mezcla formada por el aporte de los históricos cauces subterráneos de la localidad y (en muchas ocasiones) las notables filtraciones provenientes de la deteriorada red de alcantarillado.
El motor de la economía está en el beneficio y sin él, no hay inversión. No se trata de maldad, es capitalismo. La norma es conseguir el máximo rédito en el menor tiempo posible. Con dicha lógica, se fabrican zapatos o se edifican casas y, justamente en los pisos, la mayor inversión para cualquier familia, hay mucho beneficio especialmente para los poseedores de suelo, los bancos y los constructores.
Durante los años de la edificación desaforada (hasta la crisis de 2007) no se respetaron los cauces de las aguas subterráneas (ya no constituían un objeto necesario para la actividad económica); tampoco el alcantarillado representaba el objeto del negocio. Ese beneficio se hallaba en las casas y los garajes. A ese fin se sometió el resto. Se cortaron cursos de agua, se removieron tierras y no se miró más. El resultado: los problemas que se viven en diversas zonas del municipio, como las calles Colegiata o San Antonio Abad, al igual que antes se vivieron en otras áreas, en una rueda que no terminará hasta que se renueve la red general de alcantarillado y se rencaucen las minas.
El pleno municipal ha debatido muchas veces y acordado que sea Canal de Isabel II (empresa pública) la entidad que organice esa renovación y que se destine a tal fin el importe del Plan de Inversiones Regional (PIR). Lamentablemente, el actual equipo de gobierno decidió (contra el acuerdo del pleno) que no todo el dinero del PIR se destinara a ello. Inconveniente: todo va más lento. Ventaja: no la vemos. Por eso, nos manifestamos en contra cuando tuvimos la oportunidad de debatirlo.
Este serio problema de aguas no es imputable a los vecinos, sino a la voracidad por el beneficio de constructores y bancos, y exige que el Ayuntamiento tome medidas de emergencia (no podemos, simplemente, pedir a los ciudadanos que esperen a la obra). El agua entra ahora y por ello, solicitamos que se destinen fondos para la mitigar los graves problemas que hoy existen. La obra prevista lo arreglará, pero mientras, hay que intervenir.
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