Verlas venir
Dicen que más sabe el diablo por viejo que por diablo, y eso es algo que desgraciadamente saben los vecinos sobre lo que pueden esperar del Ayuntamiento de Pinto. La tantas veces promulgada cercanía administrativa de la que dice hacer gala el Consistorio pinteño es evidentemente necesaria como herramienta que permita acercarnos a las necesidades y preocupaciones de la sociedad, pero está lejos de ser una realidad. Esperar una respuesta clara y directa a nivel municipal es muchas veces una mera ilusión.
Pero intentar huir de esta dependencia resulta en ocasiones imposible. Que se lo digan a los mayores de Parque Éboli, que con mucho esfuerzo consiguieron reunir el dinero necesario para instalar un ascensor en su comunidad. Lo tenían todo, salvo la sensibilidad de técnicos y gobernantes para resolver un problema que afectaba gravemente a su vida diaria. Sólo la movilización social y el cambio de siglas en el Ayuntamiento consiguió que se desbloquease su situación, aunque ya fuese demasiado tarde para la mayoría de ellos.
Parece que los vecinos de las calles Hospital y Correo van por el mismo camino. Desde hace un año están obligados a convivir con un hedor a gasolina que ya es tan fuerte que accede a sus casas por los enchufes. El aire es tan irrespirable en el patio de la comunidad que las ventanas de las viviendas permanecen siempre cerradas con independencia de la temperatura o de la época del año. Y a pesar de todo ello, el Ayuntamiento de Pinto sólo ha amenazado con sancionar a una parte: a todos los vecinos, que deben de sacar los gases por encima del edificio en el plazo de un mes.
A esta cada vez más común insensibilidad de los técnicos municipales —podríamos remontarnos todavía más atrás en el tiempo, cuando el Consistorio anunció en Nochevieja que dejaría de pagar las plazas municipales a cinco ancianos de la Residencia Dolores Soria— se suma la habitual desidia de los gobernantes. El mejor ejemplo quedó reflejado durante la reciente jornada de desarrollo local, donde los principales promotores urbanísticos de Pinto pidieron desbloquear de una vez por todas Punctum Milenium.
Hace 21 años que el Ayuntamiento de Pinto puso sobre la mesa la ampliación de Pinto por el sureste de la ciudad, pero nada se ha sabido desde entonces. Las consecuencias las han sufrido todos aquellos que decidieron invertir su terreno, los vecinos que son víctimas de la limitada oferta de vivienda y las constructoras que han tenido que reducir el personal de su plantilla por la falta de trabajo.
La simple celebración de la jornada es toda una declaración de intenciones del nuevo Gobierno de Partido Popular y Pinto Avanza, aunque todavía queda mucho trabajo por hacer. Ojalá esa misma predisposición se traslade a todos los ámbitos de actuación del Ayuntamiento de Pinto.
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