Con motivo de la publicación del libro “La balsa de Quingue”,
que recoge retazos de la labor humanitaria que José Luis Gutiérrez ha realizado
desde 2004 en orfanatos de India, Nepal y Ecuador, Editorial Alfasur organizó
el pasado 31 de mayo un homenaje a este cooperante internacional. Durante el acto,
que se desarrolló en el Centro Infanta Cristina de Pinto y al que asistieron
alrededor de un centenar de personas, la alcaldesa de Pinto Miriam Rabaneda
hizo entrega a Gutiérrez de una bonita pieza en bronce de la Torre de Éboli como
reconocimiento público a la labor humanitaria desarrollada por este pinteño.
Labor humanitaria
Presentó el acto el director editorial de Alfasur, Agustín
Alfaya, quien puso el acento en “los millares de niños y niñas de orfanatos de India,
Nepal y Ecuador que gracias a la labor impulsada por José Luis Gutiérrez han
recibido educación, estímulos y ayudas para desarrollarse socialmente”. “Los
pinteños -continuó Alfaya- nos sentimos identificados con estos proyectos de
cooperación internacional y por eso somos muchos los que consideramos que
después de una década de fructífera actividad humanitaria lo menos que podemos
hacer es ofrecerte este homenaje, José Luis”.
Tras la intervención del director editorial de Alfasur, el escultor Samuel Sanz dio su testimonio personal. Sanz es uno de los alumnos de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense que participó con el profesor Gutiérrez en los proyectos de India y Nepal en los años 2007, 2008 y 2009. “Estoy convencido de que los que participamos en esos maravillosos proyectos recibimos mucho más de lo que dimos a esos niños y niñas desvalidos”. “Trabajar con el profesor Gutiérrez ha sido fácil y motivador, él siempre nos animaba a dar lo mejor de nosotros mismos”.
Buen escritor
A continuación Fernando Ferro hizo un breve análisis de los
dos libros de Gutiérrez que tratan del mundo de los hospicios, “De sol y de
luna” (Alfasur, 2011) y “La balsa de Quingue” (Alfasur, 2013). Con tanto humor
como respecto y admiración por la labor de José Luis, Ferro fue desgranado
diversos aspectos de los dos libros. Calificó de “buen escritor” a Gutiérrez “que
sabe explicar las situaciones utilizando los sustantivos con maestría, lo que
es muy difícil”. Y consideró “necesarios ambos libros para conocer y comprender
ese terrible mundo de marginación que representan los hospicios del Tercer
Mundo”. “Tras leer los libros y conocer personalmente a José Luis -concluyó Ferro-,
yo, que no soy creyente, me inclinaría por definirlo con la palabra “santo”, un
santo laico volcado en los desheredados de la tierra”.
Rabaneda: "Tu labor, un orgullo para los pinteños"
Seguidamente la alcaldesa de Pinto Miriam Rabaneda elogió “la admirable labor de este pinteño que nos llena a todos de orgullo”. “La ayuda efectiva -continuó Rabaneda- que gracias a tus proyectos has llevado a esos lugares de abandono, como tú, José Luis, has denominado a esos orfanatos, es algo que todos te agradecemos”.
Tras su discurso, que fue muy aplaudido, Rabaneda entregó a
José Luis Gutiérrez y a su esposa, Aurora, una reproducción en bronce de la
Torre de Éboli como reconocimiento del Ayuntamiento de Pinto a la labor
humanitaria de este cooperante internacional.
Gutiérrez agradeció a la alcaldesa su gesto y dijo que “todo
lo que he hecho no ha sido premeditado, surgió por las circunstancias. Yo era
escultor y sólo quería ser escultor, pero la esclerosis múltiple me obligó a
cerrar mi taller y volcar mis energías en la literatura y otros proyectos, así
es como fueron surgiendo todas las campañas que hemos realizado en Mattruchhaya,
Bal Mandil, Quingue y otros lugares”. En este contexto, Gutiérrez contó
anécdotas acerca de la adopción por él y por su esposa de sus dos hijas y de su estancia en el hospicio de Matrucchaya (India).
Finalmente, el acto acabó con la actuación del grupo de música celta Buachaill Banda y se prolongó con un cóctel.
Semblanza de José Luis
José Luis Gutiérrez (Madrid, 1963) fija su residencia en Pinto desde 1993. Licenciado en Bellas Artes, es profesor titular de Escultura en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Es también director del Grupo de Investigación UCM “Arte al servicio de la sociedad”.
A finales de los noventa él y su mujer deciden adoptar un niño o niña y para ello viajan a India, país que les fascina. Es su primer contacto directo con este país y las condiciones de los hospicios. Las peripecias que pasarán hasta que adoptan finalmente a dos hermanas, Roshní y Chandrika, las cuenta en su primer libro “De sol y de luna” (Alfasur, 2011).
En 1998 le diagnostican la enfermedad de esclerosis múltiple y a los pocos años tiene que cerrar su taller de escultura, “mi pasión y donde yo pasaba horas y horas”, ha dicho Gutiérrez. Decide entonces dedicarse a labores humanitarias y en 2004 realiza su primera actividad en orfanatos de India con un grupo de alumnos de su Facultad. Desde entonces cada año no ha dejado de realizar estas actividades en Matruchhaya (India), Bal Mandir (Nepal) y Ecuador. Muchas de estas actividades han sido subvencionadas por el Ayuntamiento de Pinto en los años 2005 a 2009. El fruto de esta labor humanitaria lo recoge Gutiérrez en su segundo libro “La balsa de Quingue” (Alfasur 2013).
La labor humanitaria en “estos lugares de abandono", como denomina Gutiérrez a los orfanatos, a lo largo de estos 10 años ha dado frutos concretos. Son millares los niños y niñas que han podido acceder a estudios y posibilidades futuras gracias a las ayudas de asociaciones como “Dididai” o “Ruta 6”, creadas por impulso de la actividad de José Luis.
JOSÉ MARÍA | Miércoles, 05 de Junio de 2013 a las 20:06:16 horas
Una delicia poder disfrutar de su palabra y sus vivencias. Dos maravillosas personas.
Accede para votar (0) (0) Accede para responder