Apartar la mirada
El mundo mira para otro lado para evitar pronunciar las palabras que parecía que jamás volverían a ser nombradas: lo que está ocurriendo en Gaza no es otra cosa que un auténtico genocidio.
Vivimos tiempos peculiares. A nivel internacional, los aranceles que EEUU pretende implantar por todo el globo ocupan los titulares y merecen ríos de tinta sobre cómo acabarán afectando a la economía mundial. En España, nuestros políticos se tiran a la cara sus currículums laborales falsos para intentar tapar las desvergüenzas de unos y otros, como si fuesen más importantes que los casos Montoro y Cebrián. Y en Pinto todo está listo para vivir unas nuevas fiestas patronales.
Mientras tanto uno de los tantos conflictos entre naciones que existen como es el de Israel y Palestina sigue su curso. La Guerra de Gaza comenzó hace más de un año y medio, en octubre de 2023, pero lo cierto es que para encontrar el origen del enfrentamiento hay que remontarse 77 años atrás. El mundo mira para otro lado para evitar pronunciar las palabras que parecía que jamás volverían a ser nombradas: lo que está ocurriendo allí no es otra cosa que un auténtico genocidio.
Israel ha convertido la vida en Gaza en un infierno planificado. No sólo bombardea indiscriminadamente barrios enteros, hospitales y escuelas, sino que ha cerrado casi todas las vías de entrada de ayuda humanitaria. Los pocos camiones que deja pasar, además de resultar escasos e insuficientes, terminan asaltados o retenidos bajo su control. La comida que sobrevive a este laberinto apenas alcanza para unos pocos, mientras cientos de miles de personas sobreviven entre ruinas y desnutrición. Primero mataban con bombas y, ahora, lo hacen a base de hambre.
Llama la atención cómo, a pesar de que a diario se aplastan derechos humanos en plena era de la información, este es un conflicto del que vemos más bien pocas imágenes teniendo en cuenta los horrores que allí se cometen. Las instantáneas de las ciudades arrasadas, los niños muertos de hambre y los cientos de muertos diarios llegan, si es que lo hacen, con cuentagotas. El resto del mundo contempla anestesiado la tragedia y prefiere reducir el conflicto a cuestiones más livianas como la participación de un país en el Festival de Eurovisión.
Quién iba a pensar que podría haber una respuesta más tibia que la dada ante la invasión de Ucrania por parte de Rusia. La historia acabará poniendo en su sitio a los protagonistas de este genocidio en el que Israel es el único ejecutor, pero en el que el resto de gobiernos se han convertido en sus cómplices necesarios.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.179