“Niño, caca”
“Niño, caca”. Quién no ha oído esta frase o a quién no se la han dicho alguna vez. Más allá de que la psicología discuta su utilidad pedagógica, quien la pronuncia está advirtiendo sobre algo que debe ser rechazado por un pequeño.
En Ciempozuelos por San Isidro, con el beneplácito y la colaboración del equipo de gobierno, la deposición de un toro en la arena de una plaza marcada con casillas y números representa una exhibición, una fuente de apuestas y un espectáculo apto para todos los públicos. El edificante hecho posee un nombre a su altura: “Cagá del manso”. Pero no contentos con ello, la programación incluyó además una bueyada infantil, espectáculo que incumple, como bien recuerda la fundación Franz Weber, las recomendaciones de Naciones Unidas sobre la infancia.
Nos encontramos embarcados, como parte de los acuerdos que permitieron el apoyo de Más Madrid al proyecto de presupuesto de este ejercicio, en la elaboración de una ordenanza de bienestar animal, paso inexcusable para la aplicación de la Ley de Bienestar Animal del año 2023 en el municipio. En dicha norma se define a los animales como seres sintientes, algo comprobado por activa y por pasiva. Someterlos a exhibición en una plaza, fuera de toda relación con su medio y al son de una música estridente con el único fin de ganar una apuesta representa algo que, por retorcido, no deja de ser grotesco, denigrante y una muestra de maltrato animal. Por San Isidro y en un plazo de 4 días, habrá habido hasta 5 espectáculos que giran alrededor del toro.
La Ley de Bienestar Animal excluye a los festejos taurinos de su ámbito de actuación, pero eso no obliga a su promoción y amparo con medios públicos. Al contrario, nos apela a lo mucho que queda por hacer. Somos una especie más en un planeta que compartimos con un montón de seres para los que también esta es su casa. La ciencia, la cultura y los valores deben servir para proteger y mejorar ese hogar común.
Fiestas más económicas o más cercanas no implica decir fiestas en las que primen, con perdón, “unos valores de mierda”. Suponen una oportunidad para desplegar la riqueza multicultural de todas las comunidades que compartimos Ciempozuelos y mostrarla a nuestros menores.
¡Ah!, y recuerden que, al igual que en otras zonas, el agua de las minas sigue entrando en los bajos de los edificios de la calle Colegiata, dañando sus trasteros y garajes y eso, también es “caca”.
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