Pedro Gómez, pintor de San Martín de la Vega, repite como finalista del Premio Reina Sofía

Una acuarela de Pedro Gómez (Mondoñedo, 1971) ha vuelto a lograr colarse entre las obras finalistas del Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura. Su cuadro, titulado ‘Sinfonía dorada’, es uno de los 43 ante los que paseó la reina emérita el lunes 17 de marzo, día en el que se reveló el nombre del ganador de esta edición: José Carlos Naranjo, autor de la obra ‘Extrarradio’.

Para el pintor originario de Mondoñedo, vecino de San Martín de la Vega desde hace más de 30 años, la selección es una victoria personal. “Me he presentado dos veces y las dos me han elegido. Para mí eso ya es todo un logro con la cantidad de gente —más de 300 artistas este año— que se presenta”, declaró a ZIGZAG antes de conocer el fallo del jurado, recalcando que dentro de las 67 obras finalistas, 43 pinturas y 24 esculturas, sólo cinco son acuarelas. 

La exposición del Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura es un escaparate como pocos otros en el panorama artístico nacional. Por las salas de la Casa de Vacas pasarán hasta el domingo 23 de marzo, último día para disfrutar de la muestra, miles de visitantes interesados en conocer las obras que han convencido al jurado de la sesenta edición del certamen. “Nos da mucha visibilidad. Lo noto en mi página web porque aumentan mucho las visitas y, hace dos años, vendí el cuadro que presenté a los pocos meses”, señala el acuarelista, a quien desprenderse de una de sus obras siempre le da algo de pena. “Es un sentimiento agridulce; sientes al mismo tiempo tristeza y satisfacción. Que alguien haya elegido mi obra para colgarla en su salón siempre es un orgullo”. 

Un retablo de la catedral de Lugo

‘Sinfonía dorada’ es una acuarela algo más grande que ‘Frondosidad’, la recreación de un rincón del Parque Natural de las Fragas del Eume con la que consiguió la primera nominación al premio. Mide un metro cuarenta de alto por un metro de ancho y representa el retablo de la Virgen de los Ojos Grandes de la catedral de Lugo. “Trabajé con varias fotografías. Lo empecé en mayo y lo terminé en enero, con pausas, evidentemente, porque es una obra que satura bastante debido a la cantidad de detalles que tiene”, explica el vecino de San Martín, indicando que el punto de partida fueron muchas tardes de dibujo para sentar los cimientos de la pintura. 

El título con el que la bautizó hace alusión al color de la talla y la armonía que tienen todos los elementos que componen el cuadro, donde destacan las sombras creadas para plasmar los adornos del retablo y la gran luminosidad de la cúpula del fondo. “Hay un efecto 3D que quise acentuar sacando fuera de la obra, en el margen blanco que se deja para enmarcarla, los brazos de la estructura. Es una especie de trampantojo”. 

Más certámenes y reconocimientos

Pedro trabaja ahora en una obra para el LXII Certamen de Artes Plásticas de San Isidro, que se celebrará en el mes de mayo en la sala de exposiciones del Centro Cultural Casa del Reloj de Madrid. En febrero, antes de llegar a la Casa de Vacas, otra de sus pinturas fue elegida para la muestra del Salón de Invierno de la Agrupación Española de Acuarelistas, que se pudo visitar en el Centro Cultural La Lonja.