Con 13,775 puntos sobre 14, el estudiante del Colegio Mirasur describe este curso escolar como "raro y extraño".
A menos de tres décimas de la perfección, el joven Jaime Mercado ha conseguido la nota más alta de Pinto en la prueba de acceso a la Universidad celebrada el pasado mes de julio: 13,775. Calificación que le da, de sobra, para entrar en la que será su vida durante los próximos cinco años como alumno de la primera promoción del doble Grado de Ingeniería Física e Ingeniería en Tecnologías Industriales de la Universidad Carlos III de Madrid. “Está hecha a medida para mí. A mí las Ciencias me gustan muchísimo y quería estudiar algo que lo tuviera todo: matemáticas, biología, física y química”, dice Jaime. Este nuevo Grado universitario únicamente puede estudiarse en dos universidades, la de Madrid y la Politécnica de Barcelona.
Pese a su extraordinario rendimiento, Jaime confiesa que este año ha sido “muy raro y extraño”. Estudiante del Colegio Mirasur de Pinto, el propio alumno reconoce que su centro le ha dado “ventaja” en uno de los cursos académicos más insólitos de la historia reciente a consecuencia de la crisis sanitaria del coronavirus, que obligó a los centros educativos a cerrar sus puertas. El Colegio Mirasur lleva años apostando por la innovación tecnológica y adaptando sus clases a herramientas multimedia. “Desde el principio comenzamos con las clases online. Ya lo tenían preparado y pensado todo desde hacía tiempo. Además, en mi clase concretamente éramos 16 alumnos, he visto institutos que daban las clases a través de directos de Youtube donde la interacción entre profesor y alumno era tremendamente complicada”.
Aun así, Jaime ha echado de menos las pizarras y extrañado poder levantar la mano. “No es la misma sensación que activar el micrófono para hacerte oír entre tus compañeros”, señala con gracia Jaime. También, por supuesto, el poder salir de casa. “No sabía diferenciar muy bien entre ambiente de trabajo, hogar o el sitio donde estaba confinado”.
EvAU
Y llegó julio y la vuelta a las aulas con la Evaluación para el Acceso a la Universidad (EvAU), la prueba para la que se han estado preparando durante todo un año, cargada de más incógnitas que nunca. A los que dicen que este año el examen ha sido un regalo, Jaime les responde con un rotundo no. “La EvAU se retrasó un mes, por mucho que digan que hemos tenido más tiempo para prepararla, llega un momento en el que dices ‘hasta aquí, no puedo más’. A mí me ha pasado. Era más fácil a la hora de escoger preguntas, sí, pero el rendimiento y el agotamiento que hemos sufrido los estudiantes durante este curso ha sido mayúsculo. Llevo diez meses trabajando seguidos, sin parar”, responde Jaime.
El peso del curso lo ha compartido con sus compañeros de clase, con quienes se conectaba para hablar, hacer deberes y estudiar. “Tener el apoyo de unos a otros ha sido muy importante para no aislarte”, reconoce el pinteño, recordando lo “raro que fue vernos de repente durante los exámenes de la EVAU a todos sentados con la mascarilla puesta”.
Con todo un futuro brillante por delante, Jaime confiesa con humildad tener miedo al nuevo curso. “Ya he mirado mi horario. La mitad de las clases serán presenciales y la otra mitad online, en el peor de los casos nos volverán a confinar. Sinceramente, me da miedo dar una doble ingeniería online. Las distracciones en casa son muchísimas. En clase no puedo irme a la cocina a comer algo”.
Jaime también espera poder seguir ligado al Colegio Mirasur colaborando con su premiado Club de Debate, del que ha formado parte hasta ahora. Además, si el COVID-19 lo permite, el joven también espera ingresar en la Sociedad de Debate de la Universidad Carlos III.
Gracias
Hijo único, adolescente y confinado. Laura, madre del estudiante más brillante de Pinto, ha sido uno de los pilares de Jaime y su única compañera durante el estado de alarma. Divorciada, rompe una lanza a favor de las familias monoparentales. “A veces tienes que escuchar cosas como ‘pobrecillo, sus padres están divorciados’ que sugieren que tus decisiones van a hacer que tu hijo tenga menos oportunidades que los demás o que lo tiene más difícil que el resto. Jaime siempre ha sido un hijo brillante y tanto su padre como yo estamos tremendamente orgullosos de él”, declara Laura, emocionada. “Mis padres me han apoyado siempre desde el primer momento”, conviene, agradecido, Jaime. Un respaldo que ha sido posible gracias "a la buena comunicación que hay entre ambos".
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