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José Luis Gutierrez

Pubertad

Martes, 07 de Octubre de 2014 Tiempo de lectura:

Normalmente los internos de Bal Mandir permanecen en el orfanato hasta que alcanzan la mayoría de edad. Entonces, aquellos que no tienen respaldo económico externo reciben una paga equivalente a unos 25 € al mes para que puedan finalizar su educación secundaria, ya que la mayoría van retrasados en los estudios con respecto a su edad.

El problema es que esa asignación, a pesar de que el coste de la vida en Nepal es más barato que en España, no les alcanza para mantenerse y seguir estudiando, de modo que de inmediato necesitan buscar trabajo, lo que les obliga a abandonar los estudios, y por consiguiente, pierden esa escuálida asignación. Recuerdo que hace años un joven ex Bal Mandir que vino de visita al orfelinato nos comentó que, aunque en muchos aspectos la vida en Bal Mandir era dura, lo realmente difícil empezaba en el momento en que se veían obligados a abandonar la institución y tenían que sobrevivir por sus propios medios.

[Img #9399]Aunque no todos, algunos de los residentes de Bal Mandir, especialmente las chicas, encuentran algún tipo de respaldo económico antes de llegar a esa edad, y ello les permite prolongar al menos dos años más el momento de su emancipación. No obstante, los chicos tienen que salir de Bal Mandir al cumplir los once años de edad, para habitar en Panchkhal o Dolkha, dos hospicios que, como Bal Mandir, pertenecen a la NCO (Nepal Children Organization), sólo para chicos, fuera del Valle de Katmandú. Una medida cuya finalidad es prevenir en contacto entre chicos y chicas a partir de esa edad en la que la proximidad física puede tener consecuencias no deseadas. Allí permanecen hasta su independización con la mayoría de edad.

Cuando becamos a un niño sabemos que estamos alterando su futuro en muchos sentidos, algo que a mí siempre me da miedo por la responsabilidad que implica. Uno de los efectos inmediatos es que, los niños a los que financiamos sus estudios con alojamiento interno en la escuela no son trasladados a esos dos hospicios, que siempre que los hemos visitado nos han parecido prisiones. Los niños y niñas becados se alojan en la escuela durante el periodo académico, pero en vacaciones regresan a su inclusa, de modo que cuando llegan a la pubertad entrañan el mismo peligro que el resto de los de su género.

[Img #9400]Hasta ahora la dirección de Bal Mandir había eludido el hecho de que al menos cuatro de nuestros becados hace varios años que han iniciado su adolescencia. Eso nos ha permitido incluirles en nuestras actividades. Pero este año, antes de llegar a Katmandú nos anunciaron por correo electrónico que Sudip, Keshav, Sagar y Subash tendrían que permanecer en Theichu, otro orfanato de la NCO situado a las afueras de Katmandú, a algo más de una hora de coche desde Bal Mandir. Al finalizar la reunión que tuvimos el primer día con el Coordinador, le solicitamos que nos permitiera alojar a esos cuatro chicos en Siphal, un hospicio también perteneciente a la NCO, que alberga hijos e hijas de presidiarios, que está a tan sólo quince minutos andando desde Bal Mandir. Nos dijo que tendría que consultarlo con el Secretario General.

Se acercaba el día del inicio de las vacaciones en el New Shrine, que siempre empiezan un poco más tarde que en el resto de las escuelas, sin recibir respuesta. Entonces cuatro niñas mayores que, aunque pertenecen a Siphal, se alojan desde hace un par de años en Bal Mandir, nos solicitaron una pequeña ayuda económica para poder viajar a Birjung, una ciudad situada a más de diez horas de autobús desde Katmandú, con la intención de pasar las vacaciones del Dashain con sus madres, encarceladas en esa localidad. Les dijimos que estábamos dispuestos a sufragar su viaje, pero previamente necesitamos que la petición nos llegara a través de algún responsable del orfanato. El Coordinador pidió a la jefa de las cuidadoras que nos solicitara esa aportación en su nombre. Al poco de entregarles el dinero necesario, supimos que Bal Mandir autorizaba el alojamiento provisional de nuestros queridos Sudip, Keshav, Sagar y Subash en Siphal, y les permitiría permanecer en Bal Mandir de 9 de la mañana a 5 de la tarde, de domingo a viernes, durante las vacaciones del Dashain, para poder participar en nuestras actividades.

En cuanto llegaron los cuatro chicos a Bal Mandir, después de saludarles, les pregunté si habíamos hecho bien en solicitar que no fuesen enviados a Theichu, ante lo cual me respondieron que sin duda preferían estar en Siphal, no por el placer de participar en nuestras actividades, sino porque eso les permitiría pasar unas horas cada día en Bal Mandir, que por desastroso que a nosotros nos parezca, ellos siguen considerándolo su casa.
 
Katmandú, a 6 de octubre de 2014.
José Luis Gutiérrez


José Luis Gutiérrez Muñoz es Profesor Titular del Departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Residente en Pinto, es el promotor de una labor humanitaria, desde 2004, en orfanatos de India, Nepal y Ecuador. Ha publicado dos libros sobre sus experiencias, "De sol y de luna", en el que relata la adopción de sus dos hijas, y "La balsa de Quingue", relatos sobre la vida de los niños y niñas de estos orfanatos. Este año publicó su primera novela "Por amor al arte".

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