Actividades
Todos los años nos parece que cada nueva edición del proyecto "Color en Bal Mandir" supera a la anterior, no en cuanto al resultado artístico de nuestro trabajo, que eso nos preocupa menos, sino en cuanto al grado de conexión afectiva con todos y cada uno de los internos que viven en el orfanato.
En este sentido, los niños están cada vez más desinhibidos y nos sentimos desbordados por las continuas muestras de afecto que recibimos. Estos niños, más que nadie, necesitan amor, y cuando alguien está dispuesto a dárselo, ellos lo devuelven multiplicado por cien.Jodish, Netra, Ram y Laxman, nuestros voluntarios masculinos nepaleses, todavía asustados por el reciente escándalo de las violaciones en Bal Mandir, guardan las distancias, pero nosotros no podemos. Ni queremos. Cuando entramos por la puerta del orfanato, numerosos niños y niñas de todas las edades vienen a saludarnos con besos y abrazos. Ni a ellos ni a nosotros nos intimidan las cámaras de seguridad que la nueva dirección de la inclusa ha colocado en puntos estratégicos, una de las cuales apunta precisamente a la entrada y nos vigila mientras anotamos nuestros nombres en un libro de registro de entradas al tiempo que saludamos cariñosamente a los menores que vienen a recibirnos.
Algunos de los internos que tienen la suerte de tener algún pariente que se acuerda de ellos en estos días de profundo significado familiar, ya han salido del hospicio y probablemente no regresen hasta el final de las vacaciones de Dashain. A la mayoría de ellos no les volveremos a ver hasta el año que viene. Los que no tienen la fortuna de ser reclamados por nadie, los más huérfanos entre los huérfanos, al menos nos tienen a nosotros que intentamos entregarnos a ellos en cuerpo y alma.Nuestra labor se desarrolla en dos habitaciones contiguas: la Dancing Room, una habitación enmoquetada, con un gran espejo en la pared del fondo, cuyas paredes hemos pintado de blanco y naranja, idónea para ensayar los bailes; y un cuarto semejante que nos sirve para dibujar, pintar, elaborar abalorios, y confeccionar los vestidos y trajes que lucirán los bailarines en el escenario el día de la representación final. De vez en cuando nos trasladamos con todos los niños al patio central para ensayar una danza que requiere mucho espacio, porque se trata de un baile típico de Gujarat denominado garba que se desarrolla en círculo.
Queremos que en ese baile participe el mayor número posible de habitantes del hospicio, y tenemos la intención de grabarlo en video, para mostrarlo el día de la representación final. Haremos todo lo posible para que ese día salga todo bien, pero tampoco nos preocupa demasiado, porque pensamos que lo más importante no es el resultado final, sino el proceso, y lo cierto es que estamos disfrutando enormemente cada día con las actividades.
Katmandú, a 1 de octubre de 2014.
José Luis Gutiérrez
José Luis Gutiérrez Muñoz es Profesor Titular del Departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la
Universidad Complutense de Madrid. Residente en Pinto, es el promotor de una labor humanitaria, desde 2004, en orfanatos
de India, Nepal y Ecuador. Ha publicado dos libros sobre sus experiencias, "De sol y de luna", en el que relata la adopción de sus dos hijas, y "La balsa de Quingue", relatos sobre la vida de los niños y niñas de estos orfanatos. Este año publicó su primera novela "Por amor al arte".
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