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José Luis Gutierrez

Diya y Deep

Miércoles, 20 de Noviembre de 2013 Tiempo de lectura:

Estamos apurando ya nuestros últimos días en Matruchhaya. El próximo domingo 24 de noviembre por la tarde estrenaremos en el salón principal del orfanato la obra que hemos estado preparando con los niños. La función irá precedida de una fiesta y una cena de despedida, porque ese mismo día, a las 12 de la noche, tendremos que salir hacia el aeropuerto.

[Img #7162]La mayoría de nuestros niños y niñas retomó las clases el pasado lunes en el St. Mary’s School, un enorme colegio católico de pago que acoge a más de tres mil alumnos y está situado a no más de un kilómetro del orfanato, muy cerca del cine al que acudimos el domingo. Ayer martes lo visitamos. Acompañados por el director, entramos en la mayoría de las clases en las que había algún niño o niña de Matruchhaya. Afortunadamente, tanto los profesores como los estudiantes recibieron con agrado nuestra interrupción. Desde hace años parece obligado hacerles una visita en su escuela cuando reinician su actividad lectiva. Les gusta que acudamos allí, pienso yo que para poder explicar a sus compañeros que hemos venido desde España para pasar con ellos las vacaciones del Diwali. Imagino que este año habrán aprovechado para contarles que hemos pasado unos días formidables en Goa, y les habrán hablado de nuestras actividades y de la película que hemos visto hace unos días. Supongo que es una manera de resarcirse de tantos días en los que tienen que contemplar cómo sus compañeros son llevados o recogidos por su madre o cualquier otro familiar, una escena que seguro que acrecienta su sensación de orfandad. En todas las aulas que hemos entrado hemos mostrado algunas de las marionetas que hemos elaborado y les hemos explicado a los alumnos brevemente cómo se realizan.

Pese al inicio de la actividad académica, seguimos trabajando con los niños de Matruchhaya, aunque ya no con tanta intensidad como antes. Por las mañanas estamos dedicando un rato a los pequeños, que tienen clases sólo en horario de tarde. Inversamente, dedicamos un poco de tiempo cada tarde con los mayores para ultimar los preparativos de la representación.


Mañana viajaremos a Ahmedabad con varios de los niños de Matruchhaya para dejar en sus escuelas de educación especial a Punam, Ekta, Pradna, Guita y Pratik. Igualmente acompañaremos a Veronika a su escuela para ciegos. Todos ellos permanecerán alojados en sus respectivas escuelas hasta las próximas vacaciones, en Navidad.

[Img #7163]El pasado lunes, cuando estábamos ensayando una vez más los bailes, llegaron dos niños nuevos al orfanato: Diya y Deep, dos hermanos de unos diez y siete años de edad, que fueron llevados al orfanato por una monja desde el pueblo en que vivían, en Gujarat pero muy lejos de Matruchhaya. Al parecer sus padres hace tiempo que se separaron y se desentendieron del cuidado de ellos, siendo la abuela paterna quien se hizo cargo de su atención. La abuela, muy mayor y ahora enferma, no ha encontrado ningún familiar que pueda hacerse cargo de sus nietos. Según dice, su hijo está completamente alcoholizado y su nuera padece un trastorno mental que le impide el cuidado de sus hijos.

Cuando Diya y Deep entraron en el salón en el que estábamos practicando los bailes, Vijey les presentó muy brevemente diciendo sus nombres y explicando que en adelante vivirán en Matruchhaya. Fue asombroso comprobar cómo todas las niñas rodearon a Diya para darle la bienvenida y los niños hicieron lo mismo con Deep. Desde ese momento todos han estado pendientes de ellos, se han mostrado muy cariñosos y les han animado a participar en nuestras actividades. Gracias a la formidable acogida que les dieron los internos de Matruchhaya, las iniciales expresiones de miedo ante lo desconocido de Diya y Deep se tornaron en gestos de alegría, al extremo de parecer absolutamente felices aquí y de no ofrecer ningún signo que haga sospechar el drama que han debido vivir.

Matruchhaya, a 20 de noviembre de 2013.

José Luis Gutiérrez Muñoz es Profesor Titular del Departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Residente en Pinto, es el promotor de una labor humanitaria, desde 2004, en orfanatos de India, Nepal y Ecuador. Ha publicado dos libros sobre sus experiencias, "De sol y de luna", en el que relata la adopción de sus dos hijas, y "La balsa de Quingue", relatos sobre la vida de los niños y niñas de estos orfanatos.


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