Birdlife
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José Luis Gutierrez

Fotógrafo

Martes, 15 de Octubre de 2013 Tiempo de lectura:

Uno de nuestros voluntarios nepaleses, Jagadishwor (Jodish para los amigos), los próximos días cumplirá 21 años de edad. Como el resto de los voluntarios nepaleses que trabajan con nosotros, Jodish se crió en Bal Mandir, hasta que a los 11 o 12 años de edad fue trasladado a ese orfanato sólo para chicos, denominado Patchkal.

Si la memoria no me falla, ésta debe de ser la tercera ocasión que Jodish colabora con nuestro proyecto. Es uno de los quince jóvenes ex Bal Mandir a quienes estamos ayudando para que puedan realizar estudios universitarios. Está cursando Farmacia, aunque su vocación inicial se decantaba hacia la Medicina, porque esto último resultaba tan caro en Nepal que quedaba fuera de nuestras posibilidades económicas. Tal vez algún día, cuando termine Farmacia y encuentre empleo, pueda retomar esa primera idea de estudiar Medicina, pero de momento está centrado en los estudios actuales, y prefiere no pensar a tan largo plazo.

[Img #6876]La organización de los estudios de Jodish, por semestres, en esta ocasión le libera de docencia durante los meses de octubre y noviembre. Al conocer esta circunstancia, se nos ocurrió que podría ser interesante implicarle en el proyecto de Matruchhaya, que llevaremos a cabo con un nuevo grupo de voluntarios durante el mes de noviembre, coincidiendo con el periodo vacacional del Diwali. Cuando le ofrecimos esta posibilidad, después de tener el visto bueno de nuestros patrocinadores, inmediatamente se ilusionó, pese a lo cual prefirió consultar con sus profesores antes de darnos un sí definitivo.

Estoy convencido de que su trabajo con los niños en Matruchhaya va a ser de enorme utilidad. Allí la comunicación con los habitantes del orfanato es más difícil que en Bal Mandir, porque su nivel de inglés es bajo. Durante los últimos tres años, la participación en el proyecto de mi hija Roshní, que se crió en Matruchhaya y conserva su lengua materna, el gujarati, nos ha permitido profundizar un poco más en la relación con aquellos menores. En ese sentido, pienso que Jodish se entenderá con facilidad con esos niños porque su idioma, el nepalés, tiene mucho en común con aquel y además conoce el hindi, idioma de la gigantesca industria cinematográfica de Bollywood, que asimismo los niños de Matruchhaya estudian en la escuela.

Al tiempo que colabora en las actividades que llevemos a cabo en Matruchhaya, nos gustaría que Jodish asumiera la responsabilidad de tomar las fotografías de ese proyecto. Para ello, nuestro amigo Carlos ha empezado a enseñarle a utilizar la cámara fotográfica que llevamos a los proyectos, y le está dando algunas nociones básicas de ese arte. De hecho, buena parte de las imágenes que ilustran los escritos que envío desde aquí, han sido tomadas por él.

En Jodish, como en el resto de voluntarios nepaleses que durante estos años están colaborando con nuestra iniciativa, me sorprende su madurez y su sentido de la responsabilidad. Cuando les observo, no puedo evitar comparables con otros de su edad de nuestro país. Entonces pienso que nuestro modelo educativo, no sólo en lo académico, sino también en el ámbito puramente familiar, no puede ser ofrecido como ejemplo a seguir.

[Img #6877]Probablemente sea más fácil educar en un entorno de escasez que en uno de opulencia. Tal vez la abundancia y el exceso de atenciones generan en algunos jóvenes cierta insatisfacción y apatía. Aunque obviamente no todos los chicos y chicas que salen de Bal Mandir son como nuestros voluntarios, y no todos los que conozco de nuestro entorno son egoístas y consentidos, me sorprende que estos jóvenes ex Bal Mandir, que se han criado en un orfanato paupérrimo, y por tanto han carecido de casi todo, y han crecido sin más afecto que el que se daban ellos mismos entre sí, sean ahora personas tan íntegras y comprometidas. Mi admiración hacia ellos crece en la medida en que les voy conociendo.

Katmandú, a 15 de octubre de 2013.

José Luis Gutiérrez Muñoz es Profesor Titular del Departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Residente en Pinto, es el promotor de una labor humanitaria, desde 2004, en orfanatos de India, Nepal y Ecuador. Ha publicado dos libros sobre sus experiencias, "De sol y de luna", en el que relata la adopción de sus dos hijas, y "La balsa de Quingue", relatos sobre la vida de los niños y niñas de estos orfanatos.


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