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José Luis Gutierrez

Caprichosa

Domingo, 14 de Abril de 2013 Tiempo de lectura:

José Luis cuenta las veleidades y contradicciones de la australiana Rebeca, directora del orfanato de Bal Mandir (Katmandú, Nepal) desde que asumió el cargo en 2011. La mala gestión de Rebeca ha puesto en riesgo el futuro de los niños y niñas de Bal Mandir.

Hace un par de semanas recibí un correo electrónico de Rebeca en el que me comunicaba que había viajado a Australia para reponerse de su enfermedad. Ignoro de qué dolencia puede tratarse. Desde la segunda semana de nuestra última estancia en Bal Mandir, en octubre del año pasado, Rebeca se ausentó del orfanato por sufrir una infección pulmonar. Enviaba de vez en cuando en su representación a Nimu, la joven de Bal Mandir que desde el principio se convirtió en su favorita, quien supongo que ahora estará viviendo con ella en Australia. Durante los días que trabajamos allí, en numerosas ocasiones nos sentimos vigilados o espiados por esa joven de unos 19 años de edad, que acudía al orfanato conducida por el propio chofer de Rebeca. Cuando conocimos a Nimu, en 2006, era una niña adorable, como todas las demás, pero ahora, que parece haber adquirido ya el estatus de vicedirectora de Bal Mandir, se ha vuelto altiva y distante. Algunas niñas decían que Nimu era la hija de Rebeca, y probablemente entre ellas habían adoptado ya ese rol de madre e hija, porque de hecho Nimu ya no vivía en el orfanato, sino en la casa de Rebeca, a las afueras del Valle de Katmandú.


Ella, que en numerosas ocasiones nos había hablado de la importancia de no hacer diferencias de trato entre los internos del orfanato, para que nadie se sintiera mal; desde el inicio de su andadura como directora de Bal Mandir, hacia mayo de 2011, escogió a esa guapa interna para llevarla de compras o salir a comer o a cenar con ella a algún restaurante. Entonces Nimu todavía vivía en Bal Mandir, aunque pronto empezó a pasar algunas noches en la casa de Rebeca, hasta que finalmente se quedó a vivir con ella. Todos los menores de Bal Mandir, por la historia que arrastran y por sus singulares circunstancias, son especiales, también Nimu, pero seguro que más de uno se preguntaría con envidia qué tenía Nimu que la hiciese merecedora de ese trato de favor.


El correo de Rebeca de hace dos semanas comunicaba que afortunadamente su enfermedad no necesitaba intervención quirúrgica, pero también decía que su Fundación estaba atravesando una dificilísima situación financiera por la pérdida de donantes.


Hoy mismo he sabido que Rebeca ha comunicado a la NCO (Nepali Children Organitation) que a partir del 1 de mayo abandona la dirección de Bal Mandir, lo que deja al hospicio más grande de Nepal abandonado en medio de una gravísima crisis económica que afecta a todos los orfanatos del país. Pero además, lo deja con pocas posibilidades de recuperación, porque en estos dos últimos años ha actuado con arrogancia permitiendo que se perdieran numerosos donantes que se sintieron incómodos o maltratados por ella. A nosotros mismos nos costó muchísimo que nos permitiera seguir trabajando por Dashain con sus internos. Ello a pesar de que, más allá de la importancia de nuestras actividades lúdicas y creativas con los internos, desde hace años estamos ayudando a los menores de Bal Mandir en otros ámbitos que sobrepasan lo puramente artístico.


Sospecho que ella no es consciente de los problemas que ha generado su gestión, y además sinceramente pienso que, aunque se ha equivocado en numerosas cuestiones, le ha movido el convencimiento de que todo lo hacía por el bien de los niños y niñas de Bal Mandir. Está visto que actuar por amor no garantiza que lo que se hace sea correcto.


Se avecinan tiempos difíciles para Bal Mandir. Ya el año pasado por estas fechas Rebeca anunció que renunciaba a la dirección del orfanato por diferencias con la NCO, y pocos días después firmó un nuevo convenio de tres años, precisamente con la NCO, cuyo principal objetivo era el despoblamiento de Bal Mandir. Digo esto porque tampoco sería extraño que dentro de unos días la caprichosa gobernanta de este orfanato cambie de opinión y decida continuar dirigiéndolo. En cualquier caso, con Rebeca o sin ella, el futuro inmediato de los niños y niñas de Bal Mandir es incierto y muy preocupante, por eso ahora más que nunca debemos de estar muy atentos de todo lo que ocurre y dispuestos a prestar nuestra ayuda a los menores de la manera más directa posible.


José Luis Gutiérrez Muñoz es Profesor Titular del Departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Residente en Pinto, es el promotor de una labor humanitaria, desde 2004, en orfanatos de India, Nepal y Ecuador. Ha publicado dos libros sobre sus experiencias, "De sol y de luna", en el que relata la adopción de sus dos hijas, y "La balsa de Quingue", relatos sobre la vida de los niños y niñas de estos orfanatos.

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