Cartas desde Nepal: Infamia
En esta nueva carta, el profesor Gutiérrez cuenta un nuevo caso espeluznante ocurrido en el orfanato de Bal Mandir. La violación de varias nlñas internas -entre ellas una de cinco años- por un funcionario de la Nepal Childrens’s Organization (NCO).
En Nepal, imagino que también en muchos otros lugares del mundo, hay quienes piensan que las personas que padecen alguna discapacidad han recibido esa lacra en castigo por pecados cometidos en una existencia anterior. Si una criatura además de tener una minusvalía física es huérfana, tendrá que soportar el desprecio de muchos que a priori consideran que tiene mal karma y ello podría ser contagioso.
Mary conoció a la niña Nikita en Bal Mandir en agosto de 2009. He elegido dos nombres ficticios para preservar el anonimato de nuestras amigas. Tampoco mostraré ninguna imagen de ellas, aunque tengo muchas, sobre todo de la pequeña, porque el asunto que quiero relatar es delicado. La sobrina de Mary, que la acompañaba en esa visita al orfanato junto con su hijo de dieciocho años de edad, cogió en brazos a la niña e inmediatamente la cuidadora se dirigió a Mary, que entiende y habla perfectamente el nepalí, y le dijo que no debían hacer eso porque Nikita era ciega, lo que significaba que tenía mal karma. Entonces Nikita tenía algo más de dos años de edad. Afortunadamente, para el resto de los internos del orfanato la ceguera de Nikita no suponía ningún problema, tampoco para ella, que se ganaba a la gente con su simpatía y parecía una niña absolutamente feliz.
En diciembre de 2010 Mary volvió a visitar Bal Mandir.
Nikita seguía allí. Entonces decidió hacer todo lo posible por adoptarla, a
pesar de que sabía que las adopciones internacionales con Nepal estaban suspendidas.
Mary tiene nacionalidad inglesa, pero ha vivido mucho tiempo en Katmandú, por
lo que decidió tramitar su adopción como residente en Nepal, lo que la
equiparaba a cualquier adopción nacional.
El proceso legal de adopción de Nikita se inició en septiembre de 2011, pero no concluyó hasta agosto de 2012. Mary fue autorizada por la nueva directora de Bal Mandir para visitar a su futura hija en el orfanato sólo dos veces por semana. Poco antes de que el proceso de adopción finalizara, hablando con la niña y con su cuidadora, sospechó que Nikita podría haber sido víctima de abusos sexuales. Consiguió que la responsable de los menores en ese momento, ante la ausencia de Rebeca que se encontraba en Australia, trasladara a la niña a un hospital. Tres doctores emitieron un informe, del que Mary me ha facilitado una copia recientemente, en el que afirmaron haber encontrado evidencias de que Nikita, que entonces tenía cinco años de edad, había sufrido un abuso sexual hacía aproximadamente dos semanas.
Pusieron el caso en manos de una ONG especializada en la defensa de los derechos de la mujer y la infancia, pero según Mary, el perturbado logró que se detuviera la investigación y que esa ONG se desentendiera del caso. No obstante, la investigación que había puesto en marcha la policía de Naxal, el distrito de Katmandú en el que se encuentra Bal Mandir, siguió adelante y pronto la policía se presentó en el orfanato y tomó declaración a muchos menores, cuidadoras y trabajadores de Bal Mandir y de la NCO. Nuestra amiga afirma que la policía recogió testimonios de numerosas internas, ya adolescentes, que declararon haber sufrido acoso o abuso sexual de un trabajador de las oficinas de la NCO al que señalaron con nombre y apellido.
Mary puso a Nikita en manos de un psicólogo que en poco tiempo logró que la niña explicara lo sucedido. También con Mary la niña empezó a hablar claramente de los abusos de que había sido víctima. La madre llegó a la conclusión de que aquello había estado ocurriendo durante aproximadamente un año. Nikita dijo claramente el nombre de su agresor, que coincidía con el indicado por las otras adolescentes. Hace unos días tuvimos una comida con una Mary y Nikita en el restaurante en el que solemos almorzar, cerca de Bal Mandir. Unos días antes había tenido conocimiento de lo sucedido a través de un correo electrónico, pero en ese correo Mary no desvelaba el nombre del agresor. No obstante, me atreví a imaginar cuál de los oficinistas de la NCO podía haber sido, aunque ni siquiera verbalicé su nombre por temor a equivocarme. En un momento en el que el resto de los comensales estaban distraídos, indiqué a Mary la letra inicial del nombre y la del apellido de la persona que yo sospechaba que podía ser el autor de esa infamia. Inmediatamente ella me dijo que estaba en lo cierto, y a continuación pronunció su nombre y apellido.
Las dependencias administrativas de la NCO, que engloba a todos los orfanatos estatales de Nepal, está desde hace muchos años en el mismo edificio en el que se alojan los huérfanos de Bal Mandir, aunque ocupan la zona noble del edificio, la mejor conservada. Una simple puerta en mitad de un pasillo, que la mayor parte del tiempo permanecía abierta y sin vigilancia, separaba dichas oficinas de las habitaciones de las niñas mayores, y desde allí se podía acceder al resto de los dormitorios y dependencias del orfanato.
Cuando Mitrataa, a través de Rebeca, asumió la dirección de Bal Mandir y decidió cerrar sus puertas de forma drástica a visitantes y voluntarios, todos entendimos que el miedo a que cualquier desalmado pudiera abusar sexualmente de alguno de los menores podía haber inducido a esa decisión. De hecho, ya habíamos tenido noticia de algún suceso de estas características. En octubre de 2008 dos chicas mayores del orfanato me contaron que un joven trabajador que estaba construyendo un pozo en los terrenos del orfanato, no hacía muchos días había violado a dos internas de Bal Mandir. Inmediatamente pusimos el hecho en conocimiento del director y de la policía de Naxal, y el canalla muy pronto fue arrestado en nuestra presencia, pero el daño ya estaba hecho.
En cuanto finalizó el proceso de adopción de Nikita, Mary solicitó al Reino Unido visados de entrada para su hija, explicando las circunstancias excepcionales que podían justificar el acortamiento de los plazos legales, porque el tipo de adopción interna que ha realizado Mary exige una permanencia posterior en el país de origen de dieciocho meses. Hace muy poco que nuestra amiga ha recibido respuesta negativa de las autoridades británicas, pero nos comentaba esperanzada que ya había preparado la apelación, y confiaba que ahora, con toda la documentación que aportaba, su solicitud podría ser valorada favorablemente. Justificaba la medida de gracia en virtud del beneficio que para la niña supondrá trasladar su residencia a Londres, donde podrá recibir una educación más adecuada a su discapacidad, y podrá beneficiarse de un tratamiento psicológico de más calidad, al tiempo que Mary podrá contar con el apoyo de su familia.
Mary ya ha puesto el caso de Nikita en conocimiento del periódico más prestigioso de Katmandú, y de acuerdo con los periodistas ha decidido hacer público este asunto en el momento en que el canalla sea arrestado y sea formalmente acusado de violación de una menor. Según nos dice, más allá de la importancia de la condena a ese desalmado, la repercusión pública de este caso puede ayudar a que se reduzcan las posibilidades de que algo así pueda volver a suceder.
Este nuevo caso nos ha dolido muchísimo, tanto como aquel de 2008, porque Nikita se había ganado nuestro cariño desde el primer momento, tal vez por su ceguera, pero sobre todo por su simpatía. Los responsables de Bal Mandir tendrán que replantearse las medidas de seguridad del orfanato. Por lo que se ve, cerrar las puertas no es suficiente si el agresor está dentro.
Quien ha hecho esto probablemente llevaba mucho tiempo haciéndolo con otras niñas. Conociendo Bal Mandir, un orfanato superpoblado, donde prácticamente es imposible tener intimidad, no puedo dejar de pensar que ese perturbado ha tenido que contar, sino con el encubrimiento de los otros trabajadores, sÍ al menos con su silencio. Creo que necesariamente alguien ha tenido que ver algo sospechoso y ha preferido mirar hacia otro lado para no complicarse la vida. Me duele comprobar lo tremendamente vulnerables que son estas criaturas, y pensar que algunos adultos que conviven con ellas se aprovechan precisamente de eso, de su desprotección, de su indefensión, de su inocencia, pero también me entristece la cobardía de quienes ante la ignominia prefieren mirar hacia otro lado. Ojalá prospere la denuncia de Mery y el agresor pague su culpa en prisión, pero sobre todo creo que sería bueno para que otros como él no piensen que realizar ese ultraje a un huérfano puede salir gratis.
Katmandú, a 24 de octubre de 2012
* José Luis Gutiérrez Muñoz es Profesor Titular y Director del departamente de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la Univarsidad Complutense de Madrid. Reside en Pinto y es promotor de una labor humanitaria, desde 2004, en orfanatos de India y Nepal.


















Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.25