Obras son amores
Decía Shakespeare que “si todo el año fuese fiesta, divertirse sería más aburrido que trabajar”, vamos, que podemos atribuir al trabajo, a la dedicación y al esfuerzo la cualidad de fuente de satisfacción, sobre todo si se consiguen buenos resultados.
Muchos piensan aquello de que una ciudad no está más limpia porque se limpia más, sino porque se ensucia menos y, añado, porque también cuenta con una ciudadanía activa y comprometida con su entorno y con la convivencia. En cualquier caso, cuando hablamos de una ciudad, es necesario limpiar, recoger, mantener y reparar. Son verbos que deberían estar grabados a fuego en el frontispicio de todos los ayuntamientos.
Ya en el siglo pasado el sociólogo Ferdinand Tonnies nos explicaba la necesidad del consenso como forma de vehicular la voluntad plural de una comunidad, consenso que creo que existe en forma de preocupación ante algunas noticias que han vuelto a poner en los titulares periodísticos el nombre de Valdemoro.
El vertido descontrolado de escombros y residuos en nuestros polígonos y vías pecuarias es un hecho que por más que se repita no nos deja indiferentes. Recientemente hemos visto que millones de mascarillas sanitarias han “aparecido” en distintas zonas de nuestra cercana periferia, haciendo bueno aquellos de que la basura llama a la basura.
Se ha hablado de emplear drones, de cámaras de video-vigilancia y de presencia policial disuasoria, aunque lo cierto es que la porquería se sigue acumulando por toneladas ¿Cómo es posible que esto siga pasando con una impunidad tal que se repite prácticamente cada noche?
Me dicen que aparte de las medidas disuasorias, en otras ciudades se ha procedido a inmovilizar los vehículos que se utilizan para estas actividades hasta que se hacen efectivos los pagos de las sanciones pertinentes; una cautelar que está funcionando a las mil maravillas allí donde se ha aplicado y que tiene cabida en las competencias municipales.
El ‘run-run’ que también nos llega es de sonido de motores. Prácticamente cada fin de semana conductores ebrios provocan daños y destrozos en las calles de Valdemoro, poniendo en riesgo la seguridad y la vida de los vecinos. Conocida es la endémica falta de medios y recursos de nuestra Policía Local, pero creemos que ante este tipo de situaciones debería recurrirse a otras FCSE para realizar tareas de control de alcoholemia que tan necesarias parecen en unos momentos en que la seguridad vial parece fuera de control.
Y pues de ciudadanía activa hablamos, mencionar que ya hay vecinos organizándose y haciendo recogidas de firmas para que se revise la instalación de terrazas en algunas calles de nuestra ciudad. Cumplir las ordenanzas también implica comprobar el impacto acústico, ambiental y sobre la movilidad que puede causar el uso privativo de la vía pública.
Valdemoro necesita más hechos y menos palabras, entre otras cosas porque las palabras ya no se las lleva el viento y las hemerotecas recogiendo promesas y discursos pueden tener un interesante ‘efecto boomerang’ y aunque somos conscientes de que ‘no se ganó Zamora en una hora’, no podemos permitirnos retrasos ni esperas interminables. Es el momento de cogernos de la mano, vecinos y responsables políticos, y seguir avanzando en la ciudad que nos merecemos.
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