La madre de la víctima del descuartizador de Valdemoro niega que su hija practicase sadomasoquismo

Continúa el juicio contra Leonardo, el descuartizador de Valdemoro. La madre de la víctima y su padrastro desmontaron, en sus declaraciones ante la jueza en la jornada de ayer, la estrategia de la defensa al negar que la joven de 18 años consumiera drogas o mantuviera una vida secreta que ellos desconociesen, relacionada con la práctica del sadomasoquismo. 

La progenitora, que encabeza una de las dos acusaciones particulares personadas en la causa, repasó en su relató lo que ocurrió la noche en la que el tatuador mató a su hija, sin biombo y recibiendo la felicitación de la jueza por su entereza y serenidad a la hora de declarar. Cuando el reloj casi marcaba la medianoche del 15 de octubre de 2019, Emilce, estudiante de peluquería y estética, le comentó desde el umbral de la puerta que iba a dar una vuelta. La madre pensó que se iba a la calle con algún amigo a fumar, porque ella no le dejaba hacerlo en casa. 

Fue entonces cuando la joven acudió a casa del acusado, al que ya conocía porque le había realizado varios tatuajes. “Me había hablado de él dos o tres veces, me comentó que un amigo le había regalado un tatuaje”, explicó la madre, quien se extrañó de que su hija no estuviese durmiendo en casa ni hubiese avisado de que no iba a volver, al despertarse a la mañana siguiente para ir a trabajar. “La última conexión de WhatsApp era de las dos de la mañana más o menos”, puntualizó.

Según ha recogido el diario El País, la Guardia Civil sitúa el final de la vida de Emilce entre la una y cuarto de la madrugada y esa última conexión que señala la madre. Lo último que hizo fue mandar una fotografía a su novio, en la que salía con una pastilla en la boca. Los investigadores sospechan que es Rivotril, un sedante que después localizaron en el domicilio del tatuador, ubicado en la calle Francia de Valdemoro. 

“Aprovechando el estado de somnolencia en el que se encontraba por el consumo de las sustancias”, de acuerdo con el escrito de la acusación, el tatuador se colocó por detrás y situó su brazo alrededor del cuello de la víctima con el propósito de ahogarla. Al no ser capaz de conseguir su objetivo, optó por cambiar de plan e intentó hacerlo con un cable, que mantuvo apretado alrededor de su cuello mientras le clavaba un cuchillo en el abdomen, lo que finalmente provocó la muerte de la joven.

El abogado de Leonardo, Marcos García Montes, defiende que toda esta situación fue “consecuencia de una satisfacción sexual, sin que tuviera ánimo alguno de causar la muerte” y que ambos jóvenes quedaron tras conocerse “en una red social especializada en sadomasoquismo y otras prácticas sexuales extremas”. Teniendo esto en cuenta, pide que se le juzgue como autor de un delito de homicidio imprudente con la atenuante de confesión y consumo de drogas, por lo que sería condenado a tres años de cárcel frente a los 25 años y 5 meses que pide la Fiscalía. 

Leonardo declarará finalmente el último día del juicio, a petición de su abogado. También habrá que esperar a esa jornada para escuchar a su exnovia, para la que las acusaciones particulares piden tres años de cárcel al considerar que ayudó a limpiar la casa tras el crimen y cometió un delito de encubrimiento. 

La Guardia Civil sostiene que Leonardo “estaba obsesionado con la muerte”

La jueza también escuchó ayer el relato de los agentes de la Guardia Civil que acudieron al domicilio del tatuador, acompañados por el juez de guardia, tras recibir el aviso de su exnovia. “Era una auténtica carnicería”, declaró el instructor del atestado. “Estaba obsesionado con la muerte. Tenía fotos de asesinos en serie famosos, esculturas demacradas a las que les faltaban miembros, era un escenario de violencia”, describió uno de los guardias que entró a la vivienda.

Los investigadores aludieron en sus declaraciones a que varios vecinos llamaron la atención de Leonardo por el olor que salía del patio trasero de su casa, fruto de que el acusado había intentado calcinar restos del cadáver de la joven. 

Orden de alejamiento de su padre

La madre de la víctima también explicó en sus declaraciones ante la jueza que su hija no había tenido una vida fácil. A los 11 años se vio envuelta en un caso de pornografía infantil y a los 14 sufrió un episodio de violencia familiar por el que obtuvo una orden de alejamiento de su padre. El abogado que representa a la progenitora pide que estos hechos, por los que la joven recibía tratamiento psicológico, se tengan en cuenta para considerar su “especial vulnerabilidad” y condenar al tatuador con la prisión permanente revisable. 

El letrado de Leonardo también pide que se tengan en cuenta aspectos de la vida de su cliente a la hora de juzgarlo, como que “su padre lo llevaba de prostitutas con 7 años”, o que “tenía un problema de cocaína gravísimo dictado por el Instituto Nacional de Toxicología”, que hizo que el crimen “se le fuera de las manos”.