La defensa del descuartizador de Valdemoro alega que no quería matar a la joven de 18 años: "Se le fue de las manos"

Esta mañana ha comenzado el juicio contra el descuartizador de Valdemoro, un tatuador que en octubre de 2019 mató en su casa a una joven de 18 años, a la que después mutiló con un bisturí varias partes del cuerpo. Los hechos salieron a la luz cuando fue sorprendido por la Guardia Civil mientras se disponía a deshacerse del cráneo de la víctima en unos matorrales cercanos a la vivienda donde cometió el crimen, en la que residía de forma ilegal desde 2014 y realizaba tatuajes sin licencia.

La Sección 17 de la Audiencia Provincial madrileña ha iniciado el proceso judicial eligiendo al jurado popular que deberá determinar si es o no culpable. Está previsto que hoy declare el acusado, algo que decidirá la sala en función de cómo vaya avanzando la jornada. 

Minutos antes del inicio del juicio, el abogado defensor, Marcos García Montes, ha confirmado en sus declaraciones a “El programa de Ana Rosa” que alegarán que fue un homicidio imprudente: “Como él mismo dijo, se le fue de las manos. Tenía un problema de cocaína gravísimo dictado por el Instituto Nacional de Toxicología”. 

García Montes asegura que el tatuador ha tenido una vida muy triste, asegurando que “su padre se lo llevaba de prostitutas con 7 años” y que “los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Valdemoro lo recogían por la calle porque estaba perdido”. 

La Fiscalía Provincial de Madrid pide 25 años de prisión por el delito de asesinato y 5 meses por el de profanación de cadáver, así como que indemnice con 102.852 euros a cada uno de los progenitores de la víctima y con 46.284 a la hermana. Por su parte, las dos acusaciones particulares personadas en la causa —ejercidas por la madre y el padre— solicitan prisión permanente revisable para el tatuador y 3 años para su expareja, a la que acusan de un delito de encubrimiento.