
La mascarilla ha dejado de ser obligatoria en interiores 699 días después de que el Gobierno estableciera su uso. Aunque muchos pinteños la han guardado ya en el bolsillo en sus compras en el comercio local, otros tantos prefieren seguir haciendo los recados con ella puesta.
El pasado miércoles, 20 de abril, entró en vigor el Real Decreto 286/2022 aprobado el martes por el Gobierno, por el que la mascarilla ha dejado de ser un complemento obligatorio en los comercios y locales de Pinto. A partir de ahora, solo habrá que mantenerla en hospitales, centros de salud, residencias —para visitas y personal sanitario—, farmacias y transporte público.
Ante esta modificación, 699 días después de el Gobierno impusiera la obligatoriedad de la mascarilla, muchos vecinos han asegurado a ZIGZAG que prefieren seguir llevándola por seguridad, costumbre o respeto. Para otros, esta decisión ha supuesto un soplo de aire fresco a la hora de realizar sus compras en el comercio local.
Como resultado, desde hace dos días, los supermercados, tiendas y restaurantes del municipio lucen una estampa desigual —al igual que ocurrió con su retirada al aire libre—: puede verse a clientes que continúan cubriéndose la boca y a vecinos que han decidido guardar en el bolsillo el trozo de tela que los ha acompañado durante toda la pandemia. “Tenía ganas de que nos quitásemos la mascarilla y poder volver a vernos las sonrisas”, ha comentado un vecino. “He visto que hay bastantes personas que todavía la llevan, pero muchas veces por debajo de la nariz, lo que me parece un poco absurdo”, ha reconocido una pinteña a la salida del supermercado.
Pese a que muchos han decidido quitársela, todos coinciden en la necesidad de mantener el cubrebocas en el transporte público y centros sanitarios. “Yo creo que en el transporte se debería seguir llevando, sobre todo en hora punta”.
Los que han preferido no reaccionar de momento a esta nueva medida han argumentado que aún no se sienten seguros sin mascarilla en espeacios interiores. “Me parece muy bien que se haya quitado la mascarilla obligatoria en interiores, pero hay sitios donde yo voy a seguir poniéndomela”, ha señalado una vecina que ha preferido llevarla mientras realizaba sus compras en varios locales del municipio. “En mi trabajo, nos han dado la opción y me la pongo. Todavía tengo miedo, pero habrá que irse adaptando a la nueva situación”, ha considerado otra transeúnte.
La mayoría del personal al frente de los establecimientos pinteños ha decidido también seguir portando la mascarilla. “Si se respeta la distancia de seguridad, me parece bien que se dé la opción de no llevar mascarilla en espacios cerrados”, ha comentado el dependiente de una pastelería, que, de momento, prefiere seguir cubriéndose la boca para atender a los clientes. Los camareros de un local peruano-japonés también la mantendrán. “Estamos cara al público y preferimos llevarla por precaución y para que la gente se sienta cómoda”, ha relatado uno de los trabajadores del establecimiento.
Lo que es innegable es que la relajación, implementada el 20 de abril, todavía no ha descubierto las caras de todos los pinteños en aquellos lugares en los que ya ha dejado de ser obligatoria. “Muchos la siguen llevando por costumbre”, ha afirmado el propietario del local japonés. “Hemos ido al mercadillo, que está al aire libre, e incluso allí había mucha gente con las mascarillas”, ha apuntado una vecina, sorprendida porque aún exista gente incapaz de renunciar a este complemento en las calles.

















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