La ciénaga del PP

“Enganchadísima a esta temporada del Partido Popular”, podía leerse en un tuit. No es para menos, esta serie que comenzó a navajazos y ha acabado en explosión nuclear dejará más cadáveres que ‘Juego de tronos’. De hecho, los suicidas Casado y García Egea ya huelen a muerto. ¿Quién será el primero en salir con los pies por delante?
Ante el estupor de propios y extraños, el espectáculo nunca visto tiene la fuerza del directo y los ingredientes necesarios para acaparar la atención del país entero. Lo protagoniza el mismo partido que hace unos días convocó unas elecciones en Castilla y León “por la falta de lealtad de Ciudadanos” (una falsedad más de un partido contumaz en la mentira). Porque a la luz de la guerra de aniquilación desatada, cobra fuerza la tesis de que el objetivo de adelantar esas elecciones era demostrar que la victoria de Ayuso en Madrid se podía reproducir en otra autonomía, lo que dejaba claro que ella representaba un fenómeno político territorial, no nacional, y que eran Pablo Casado y las siglas PP los que se imponían sobre el carisma de la lideresa madrileña.
Pero el fiasco del resultado (la cacareada victoria de Mañueco contenía todos los ingredientes de una derrota) castigó aún más la menguante figura de Casado y engrandeció la de Ayuso, quien volvió a reclamar la celebración del congreso del PP madrileño. La enésima negativa de Génova ha sido el detonante final de esta explosión que ya no tiene marcha atrás.
No sé si Casado le quería ‘hacer un Cifuentes’ a Ayuso financiándolo con dinero del Ayuntamiento de Madrid o si la presidenta ha facilitado que su hermano cobrase una comisión ilegal por un contrato con la administración regional, lo que sería todavía un mayor delito. Habrá que esperar a que las acusaciones se aclaren. Pero si son desmentidas, el impulso de la lideresa será imparable y arrollará a Casado. Mientras tanto, como ha propuesto alguien en las redes, este PP de pandereta debería poner al frente del partido a Alberto Casero, el diputado que se equivocó al votar la reforma laboral.
Aunque Teodoro García Egea, el muy cuestionado escudero de Casado, ha desmentido “de forma tajante que este partido ordenara contactar con ninguna agencia de detectives, ni elaborar ningún dosier sobre Isabel Díaz Ayuso”, el director de la empresa de detectives Mira, Julio Gutiez, ha declarado que “algunas personas vinculadas a una empresa relacionada con el PP” intentaron contratar sus servicios para espiar de manera “ilegal” a Isabel Díaz Ayuso. Como consecuencia de todo ello, el caso ya se ha cobrado la primera víctima política, en forma de dimisión de Ángel Carromero, mano derecha del alcalde de Madrid, Martínez Almeida.
Aunque era inverosímil pensar que se podría hacer realidad un guion de autodestrucción como el que estamos presenciando, lo cierto es que en la ciénaga de la política española, el Partido Popular es el que presentaba más credenciales. La enfermedad (corrupción) viene de antiguo. Las inauditas y mendaces mentiras del gobierno de Aznar, que intentó instrumentalizar electoralmente la mayor matanza terrorista de nuestro país, le costaron el gobierno. ¿Recuerdan la bochornosa ovación de los diputados del PP en el Congreso cuando aprobaron participar en la guerra de Irak? Y qué valoración merecen los gritos histriónicos de Esperanza Aguirre repitiendo “no estuvimos”, “no estuvimos…”.
Luego, con Rajoy, este partido recobró el poder aupándose en una catarata de mentiras. Incrementó los impuestos como nunca, a pesar de haber jurado que sería lo último que haría. Pidió firmas contra la subida del IVA de Zapatero del 16 al 18 por ciento, pero un año después, ya en el poder, subió el IVA hasta el 21%. Y qué decir de los recortes en sanidad, educación, justicia… o de la Ley Mordaza para blindar a las autoridades y a las fuerzas a sus órdenes contra las protestas, o de la reforma laboral cuyo fin era facilitar el despido libre y dejar aún más a la intemperie a quienes perdían sus empleos. Todo fue a peor y se obligó a pagar más por menos. Todo ello aderezado por los continuos casos de corrupción, tan asfixiante y generalizada que induce a pensar que es el partido el que está putrefacto.
Si la guerra de exterminio que televisan en vivo y en directo Ayuso y Casado con sus respectivas huestes sirve para refundar una derecha limpia, decente, regenerada y al servicio del país como razón de ser política, alabada sea.
Tinin | Viernes, 18 de Febrero de 2022 a las 09:23:25 horas
Se te ve mucho el plumero Alfaya.
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