"Los de siempre" vuelven a la barra en los bares de Pinto y Valdemoro

“¿Qué piensas que esto es la Gran Vía?¿Cómo te voy a cobrar tanto por un vino?” El camarero del bar Almanzor, en Valdemoro, les canta a los clientes sentados en su barra el precio de lo que acaban de consumir entre chascarrillos. La cercanía es lo primero que salta a la vista. En el ambiente se aprecia la confianza suficiente para hacer bromas y pedir una tapa más. “Esto es algo que se ha echado mucho de menos. Quien se acerca a la barra siempre ha sido alguien mucho más cercano que el que se sienta en la mesa”, comenta una de las trabajadoras de la cervecería Atila de Pinto. 

Desde el pasado lunes 4 de octubre, la Comunidad de Madrid permite que los bares y restaurantes vuelvan a hacer uso de las barras. La única condición existente es que el cliente tiene que permanecer sentado, respetando la distancia de seguridad. “Es un poco incongruente, yo creo, porque, ¿qué más dará estar de pie que estar sentado? La distancia se puede respetar igual”, señala el encargado del restaurante La Tenería, antiguo La Blanca Paloma, donde ya tienen expuesto en la mampara de la barra el número de la lotería de Navidad. 

En la taberna La Barbería, un camarero le sirve una caña a uno de sus clientes mientras hablan del partido de España que se va a disputar esa misma noche. “A los que ven el fútbol no les gusta sentarse en una mesa. Prefieren estar en la barra con los amigos, pegando saltos y gritos”, explica el encargado entre risas, ante las miradas cómplices de los consumidores que se encuentran en los taburetes pegados al mostrador. 

La mayoría de los locales de Pinto y Valdemoro han recurrido a juntar a la barra algunas de sus mesas altas, para asegurarse de que los usuarios permanecen sentados y respetan las pocas restricciones que aún siguen presentes en la hostelería madrileña. Es la marca de que la pandemia no se ha ido del todo, aunque el calor se vuelve a notar. “Hay muchos que no se sienten cómodos en la mesa. La ven un poco fría. Prefieren acercarse y tener una tertulia”, apunta el encargado de La Tenería. 

Pervive el miedo a los interiores

Si se hace una radiografía completa de los bares de ambas localidades al mediodía, se puede apreciar que aún cuando ha vuelto el consumo en barra, y se ha terminado con los aforos, la mayoría de usuarios sigue prefiriendo tomarse algo en la terraza. 

“Los clientes siguen teniendo miedo. La vuelta a la normalidad es algo que llevamos esperando mucho tiempo. Con el coronavirus, la clientela que recibimos sobre todo es gente joven”, explica el encargado del bar La Viña, quien solo tiene una mesa que atender en su terraza, mientras charla con ZIGZAG. En esto coincide uno de los camareros del bar Galicia, a pocos metros del anterior, en cuya barra hay un único cliente sentado. “Sigue habiendo poca gente dentro. Los clientes prefieren la terraza”, subraya. 

Sus palabras se ven reflejadas en el aspecto de la calle Camilo José Cela de Valdemoro. Muchas de las mesas de los bares que ocupan las aceras se encuentran ocupadas por vecinos que consumen una caña acompañada de una tapa o ración. La imagen en el interior, sin embargo, continúa siendo algo más desoladora. 

Pese a esto, todos los camareros y encargados han compartido la alegría de ver poco a poco la luz al final del túnel, de volver a convertir a sus bares en lo que algún día fueron segundas casas para los clientes más asiduos, que no dejan de ser los que llaman al camarero por su nombre mientras se acercan a la barra a pedir “lo de siempre”.