Se hace imperiosa la necesidad de sumar verde a los radios urbanos de Pinto y exigir a las administraciones que destinen la mayor cantidad de recursos posibles a la regeneración del arbolado.
A finales de marzo, la calle Manuel Jiménez El Alguacil de Pinto amanecía con parte de los alcorques cubiertos de piedra. Tras finalizar las obras de la urbanización Valparaíso, a principios de siglo, muchos ejemplares de estos árboles fueron plantados en las jardineras urbanas de estas zonas residenciales, aunque nunca llegaron a crecer por la mala calidad de la tierra.
“Nos quitan las palmeras, los bancos, los apliques de los jardines y ahora los árboles”, protestaba un vecino del barrio. “Es penoso despertar y ver esto”, sentenciaba otra publicando una fotografía desde su ventana. Si los pinteños tenían alguna esperanza de ver de nuevo árboles en la avenida, esta se desvanecía al observar cómo un grupo de albañiles enlosaba los alcorques con piedra.
Desde el Ayuntamiento de Pinto aclaran que la desaparición de estos alcorques se trata de algo puntual y “de fuerza mayor”, exigido por la mala calidad de la tierra. Pero la medida ha levantado ampollas entre los vecinos, quienes desde hace tiempo reclaman un mejor mantenimiento del arbolado, y un mayor ritmo de replantación. Todavía no han sido escuchados.
1.000 alcorques vacíos
En Pinto, las quejas por falta de arbolado es una constante entre los vecinos y una materia pendiente de la política local desde hace muchos años. En la avenida Antonio López, junto al cementerio viejo de Pinto, 109 ejemplares fueron talados sin motivo aparente. Y cerca de allí, en la calle Cataluña, 43 alcorques vacíos se extienden a lo largo de la acera sin un atisbo de sombra. Imágenes como estas se replican por toda la localidad. En 2017, se estimó que en todo el término municipal había al menos 1.000 jardineras vacías.
Para Fernando Oliver, concejal no adscrito del Ayuntamiento de Pinto, la localidad está muy lejos de cumplir la normativa de replantación. Según esta ordenanza, cuenta, “hay que reponer un árbol adulto por cada año de edad del árbol talado”. Es decir, si se corta un árbol que tiene diez años, habría que plantar otros diez. Una meta muy complicada si se tiene en cuenta que, en muchos casos, ni siquiera se repone un ejemplar nuevo por cada talado, como indica el artículo 2 de la Ley de Protección de Arbolado. Una vez más, los ayuntamientos dictan ordenanzas que luego no cumplen.
“Aunque el Ayuntamiento asegura reponer unos 400 o 500 árboles al año, esto no es suficiente”, asegura Oliver. Otras iniciativas de repoblación, como la que periódicamente organiza Ecologistas en Acción de Pinto, parecen ser igualmente insuficientes para solucionar el problema.
Colaboración vecinal
Ante esta situación, el propio Oliver decidió lanzar una iniciativa ciudadana para localizar los alcorques vacíos. Así, pidió a los vecinos que compartieran la ubicación de todos los lugares en los que faltara un árbol, con la intención de trasladar el asunto al Gobierno.
Aunque la propuesta recabó algunas críticas —varios vecinos invitaron a los políticos a “salir más a la calle” y trabajar ellos en comprobar el estado del arbolado porque “para eso cobran”— la idea recibió también respuestas positivas. Fueron muchos los vecinos que compartieron imágenes de alcorques vacíos en muy diferentes ubicaciones de la ciudad, prueba de que el problema está lejos de ser resuelto.
Tierra mala
En este contexto, no es de extrañar que el enlosado de la calle Manuel Jiménez el Alguacil haya causado crispación. La concejala de Medioambiente, Flor Reguilón, sostiene que ha sido una medida puntual y necesaria. “No hay ninguna voluntad de cerrar alcorques” asegura, y añade que “en Pinto los alcorques solo se cierran por motivos de seguridad”.
“Esa calle tiene un problema de calidad del suelo que afecta a la viabilidad de los ejemplares, a pesar de las diferentes intervenciones efectuadas. No vemos sentido a seguir plantando árboles para que se mueran, cuando se sabe que no van a sobrevivir”, afirman desde el Ayuntamiento.
Ciertamente el suelo de esta calle peatonal, ubicada en un área residencial, ha causado problemas desde el inicio. “A la larga todo lo que se plantaba aquí se estropeaba. No terminaba de prosperar”, explica Raúl Sánchez, exconcejal de Medioambiente de Ganemos Pinto que ya trató de recuperar este arbolado durante la pasada legislatura.
A raíz de un estudio se vio que “el agua escurría por el subsuelo, de un alcorque a otro, y no llegaba a drenar nunca”. Un hecho que se explica por la calidad del suelo: esta parte de la ciudad se construyó sobre una antigua fundición. “La tierra en la que los árboles hunden sus raíces está llena de escombros, y por eso los árboles se mueren”, explica Sánchez.
Aunque durante el anterior mandato se trató buscar alguna solución fertilizando la tierra, desde el Ayuntamiento aseguran que esto tampoco funcionó.
El futuro “verde”
Por mucho que el enlosado se anuncie como algo puntual, los vecinos temen que la medida se replique a otras zonas. “Nos preocupa que esta política de soluciones rápidas y baratas se aplique también a la necesaria repoblación de miles de alcorques vacíos que arrastra nuestro municipio”, advertían desde la asociación Ecologistas en Acción de Pinto.
El problema, coinciden muchos vecinos, es la falta de transparencia, ya que estas medidas se llevan a cabo en muchos casos sin informar debidamente. “¿No decían que los pinteños íbamos a decidir por cuestiones de nuestro pueblo? Pues no nos están teniendo en cuenta para nada”, comentaba una vecina indignada.
Desde el Ayuntamiento, por su parte, aseguran que están elaborando un “estudio serio y concienzudo de recuperación de árboles y arbustivas de zonas verdes, con vistas a una intervención que permita la recuperación integral”. “Estamos trabajando y seguiremos haciéndolo para reconstruir las zonas verdes”, asegura Reguilón.
Por el momento, los árboles en Pinto continúan en una situación muy delicada agravada por los síntomas del cambio climático y los estragos causados por el temporal Filomena –del que tardarán todavía mucho tiempo en recuperarse–. En estas condiciones, se hace imperiosa la necesidad de sumar verde a los radios urbanos de Pinto y exigir a las administraciones que destinen la mayor cantidad de recursos posibles a la regeneración del arbolado para que Pinto vuelva a poder presumir de ser “el pulmón verde del sur de Madrid”.
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