Pinto está contra la violencia
La semana pasada todos pudimos contemplar la batalla campal que se produjo en Vallecas con motivo de un mitin de VOX y las movilizaciones que se organizaron contra el mismo a cargo de colectivos vecinales y "antifascistas". Gritos, pedradas, lanzamiento de botellas, Santiago Abascal rompió el cordón de seguridad, carga policial, heridos, jóvenes con la cabeza abierta... Las imágenes coparon todos los informativos. En Pinto la polémica estalló por una publicación en redes sociales del ex-alcalde y actual "número 3" del ejecutivo local, Rafael Sánchez (Unidas Pinto): "Una vez más Vallekas nos ha mostrado el camino. Siempre antifa".
No pretendo ahondar en el carácter deplorable de estas declaraciones sino de hacer una concisa reflexión sobre la supuesta provocación que supone que un partido acuda a cualquier lugar y la supuesta legitimidad de ir a reventar un acto.
Tres cuestiones iniciales. ¿Quién decide, al margen de la ley, lo que es o no es ofensivo? ¿Quién decide a qué sitios se puede o no ir? ¿Quién puede ir o no a esos sitios?
Existen conquistas que, por ser ya cotidianas, nos parecen eternas. Me ceñiré a tres: la concordia, la libertad y la democracia. Querido lector, no nos engañemos. Si no cuidamos con esmero los pilares de la convivencia, incluso arriesgando la propia vida (y también la VISA), entre la civilización y la barbarie sólo separa un paso de cebra.
Por mucho que nos repugne el programa electoral de un partido, si es legal tiene derecho a expresarse como todos los demás, se llame éste VOX, Podemos, Bildu, Esquerra o Terraplanistas de Ultramar. En un contexto político polarizado un extremo siempre se siente amenazado por el otro y viceversa. Si "antifas" se ven legitimados para echar a VOX de un barrio por fachas, racistas, agredir los derechos de las mujeres y otros pretextos, del mismo modo colectivos afines a VOX se pueden sentir legitimados en la misma dirección por considerar que los de Podemos son comunistas que quieren romper España, su modelo es Venezuela y bla, bla, bla.
Nadie tiene derecho a limitar el acceso a nadie a un barrio y si expresa su rechazo debe hacerlo respetando la palabra y las normas democráticas. ¿Acaso si un colectivo reventase a gritos un mitin de Unidas Pinto no sería ya en sí un hecho violento? Reivindiquemos siempre la convivencia en democracia, el respeto escrupuloso -que no cómplice- hacia quien piensa diferente a nosotros. Combatamos los programas que nos repugnan con argumentos, palabras y votos. Y por supuesto, no demos nunca lugar a la duda que Pinto está contra la violencia.


















Luis Alberto | Viernes, 16 de Abril de 2021 a las 09:53:53 horas
Muy adecuada y bien enfocada la reflexión. Poco que añadir.
El diálogo y el intercambio de ideas son una gran cosa, no cabe duda, pero con las ideas sucede lo mismo que con los cromos: para cambiarlas hay que tenerlas repetidas. No se pueden intercambiar ideas cuando se está falto de ellas y son sustituidas por las piedras, gritos y alaridos.
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