Calle Islas Canarias desde la ventana de Cármen, una de las vecinas del barrio La Indiana encerrada en casa.“Estamos encerrados, bloqueados”, dicen los vecinos.
“Llevo desde el viernes pasado sin poder salir de mi casa. Estoy gastando todo lo que tengo en el congelador, pero se me está acabando y no puedo ir a comprar”. Es la dura realidad que vive Carmen, vecina del barrio La Indiana de Pinto. Filomena ha aislado a las personas mayores que ni pudieron disfrutar de los juegos bajo la nieve el sábado 9 de enero, ni han podido desde entonces salir de sus viviendas a consecuencia de las placas de hielo.
El barrio La Indiana de Pinto acoge, en su mayoría, a ciudadanos de la tercera edad. Sus calles continúan siendo auténticas pistas de patinaje, peligrosas para cualquiera, pero imposibles para ellos. Así, muchos han decidido no salir de casa ante el riesgo de sufrir una caída al resbalar por el hielo. “Estamos encerrados, bloqueados”, declara Carmen, con problemas de movilidad por una de sus rodillas. Viuda desde hace años, en condiciones normales Carmen es autosuficiente. “Es el hielo lo que me da miedo”, confiesa.
Como ella, muchos vecinos de su calle no han podido pisar la calle durante la última semana ni para sacar la basura. Algún vecino de su bloque ha sido el encargado de comprarles algún alimento fresco o pan.
“Por aquí no ha venido nadie del Ayuntamiento”, explica Carmen, mostrando su preocupación ante la dejadez de las administraciones. Según narra la pinteña, algunas vecinas se pusieron en contacto con el Ayuntamiento hace días para que acondicionase un paso, pero la respuesta fue “ninguna”. “Te atienden muy gustosamente y con muy buenas palabras, pero nada”, lamenta Carmen.
Desde La Indiana piden al Ayuntamiento ayuda urgente y que “se acuerden de las personas mayores” porque “ya nos sabemos qué hacer”. “Estoy desesperada. Lo peor es la impotencia de asomarte a la ventana y ver que todo está igual, que no viene nadie a ayudarte. Lo hemos pasado muy mal durante los meses de confinamiento y volver a estar encerrados es demencial”.
Los voluntarios, al rescate
Como ocurriera en los primeros meses de la pandemia, las redes vecinales han vuelto a salvar las labores de emergencia. En Pinto son varios los grupos de trabajo como los de las parroquias Santo Domingo de Silos y San José que se han organizado para ayudar a las personas mayores y a todo aquel que no pueda salir de casa.
Desde Servicios Sociales el Ayuntamiento también coordina a un grupo de voluntarios del banco de alimentos municipal que, gracias a la ayuda de los voluntarios del 4x4, acercan comida y medicinas. Los anuncios se realizan a través de la web municipal y las redes sociales institucionales. “¿Cómo me entero? Yo no me meto en las redes porque no sé. A mí no me ha llegado ninguna información”, dice Cármen.


















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