David Marjaliza, el promotor arrepentido implicado en la Operación Púnica, detalló el destino de más de un millón de euros en sobornos que sus empresas entregaron a PSOE, PP e IU de Parla, Pinto y Valdemoro en los años 1999 a 2002. El diario El Mundo ha tenido acceso a la declaración ante el juez.
Ha sido la última confesión de Marjaliza ante el juez de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón. El promotor detalló a quiénes se entregaron las mordidas que figuran en las 33 anotaciones manuscritas de su diario de contabilidad B durante los tres años citados. Dado el tiempo transcurrido, todos estos delitos estarían hoy prescriptos.
“Los alcaldes [del PSOE y del PP] nos pedían dinero y nosotros decíamos que sí”, explicó Marjaliza. “También le dábamos un poquito a Izquierda Unida para que callara”.
En esos años (1999-2002) los alcaldes de Parla, Pinto y Valdemoro eran, respectivamente, Tomás Gómez (PSOE), Antonio Fernández (PSOE) y Francisco Granados (PP).
Plantar ladrillos en vez de patatas
En este asfixiante ambiente de corrupción política y empresarial, Marjaliza reconoce que para conseguir con seguridad adjudicaciones de obras en la Comunidad de Madrid había que pagar sobornos. “Lo he explicado siempre, a nosotros nos pedían un dinero, nosotros lo pagábamos y a nosotros se nos adjudicaba”. Era la ‘forma’ de hacer negocios, o en la lógica del promotor ahora arrepentido, “antes se podían plantar patatas y ahora se pueden plantar ladrillos”.
Marjaliza detalló las mordidas que él y sus socios pagaban a los políticos por vivienda adjudicada, que oscilaban “entre 1.000 y 6.000 euros”. El modus operandi “era el mismo en Parla, Pinto o Valdemoro”, “José Antonio Alonso (socio de Marjaliza y ex alcalde socialista de Cartagena) nos decía en un Consejo que uno de los alcaldes nos pedía dinero [para adjudicarnos una promoción]. Decíamos que sí, creábamos una gestora, nos presentamos a los concursos y se nos adjudicaba". “Siempre pagábamos en efectivo, José Antonio Alonso venía todas las semanas desde Murcia, se lo preparábamos y listo. Nos iba pidiendo dinero para las necesidades de los políticos de turno”.
Alcaldes implicados en los presuntos sobornos
Estos sobornos son una parte pequeña del total que llevó a cabo el entramado de empresas del constructor creadas para este fin. Están registrados en una libreta de los años 1999 a 2002 que Marjaliza encontró en sus archivos. “El resto de documentación de otros años la quemé y por lo tanto nunca va a aparecer”, indicó.
Por tanto, según el testimonio de Marjaliza, el PSOE de Parla y Pinto (alcaldes Tomás Gómez y Antonio Fernández, respectivamente) habrían recibido en el periodo que recoge la libreta de contabilidad B, 915.000 euros en sobornos, mientras que el PP de Valdemoro (Francisco Granados) habría recibido 88.000 euros.
Las mordidas de Pinto de unos 400.000 euros confesadas por Marjaliza se hicieron en esos años a través de las sociedades Agrupación y Gestión de Patrimonios Inmobiliarios y TPC y estaban ligadas al incremento del suelo de un apartahotel, un concurso en La Tenería y varios pagos para sufragar la campaña electoral de 2003.
Los pagos se hacían en relación al poder que tenía cada partido en un municipio. Así, en diciembre de 2002 en el Ayuntamiento de Valdemoro se le dio una coima de 72.200 euros al PP (alcalde Francisco Granados), 48.000 para el PSOE (portavoz Antonio Serrano) y 15.025 para Izquierda Unida (portavoz Javier Gómez).
Pinto, epicentro de las empresas investigadas
La Operación Púnica salto a los titulares el 27 de octubre de 2014. Entonces la policía judicial intervino 142 empresas y detuvo a 50 personas por estar presuntamente vinculadas a la trama de corrupción. De las 142 empresas intervenidas en diversas provincias españolas, 46 tenían su sede en Pinto y de ellas 41 estaban radicadas en una misma dirección: el edificio Éboli, en la calle Poeta José Hierro, nº 1.
Dos nombres figuraban en la mayoría de las 41 sociedades del edificio Éboli de Pinto, David Marjaliza y José Luis Capita (no imputado). Ambos aparecen conjuntamente, a título individual o por medio de otras sociedades suyas interpuestas, como socios únicos, administradores únicos, representantes, ex socios, etc.
Según los registros mercantiles, Marjaliza tenía cargos en un total de 61 sociedades y Capita en 55 sociedades que se dedicaban entonces básicamente a la misma actividad: compra, venta y arrendamiento o intermediación de terrenos e inmuebles, estudio, desarrollo, promoción y ejecución, bien directamente o por medio de otros, de toda clase de promociones inmobiliarias, tenencia, gestión y administración de todo tipo de valores y participaciones en empresas.
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