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Maestras de la okupación en Ciempozuelos: "Primero me okuparon la casa y después realquilaron mis habitaciones"

Sonia Gómez Mas Ver comentarios 4 Jueves, 28 de Mayo de 2020 Tiempo de lectura:

Una propietaria denuncia el negocio que están haciendo dos okupas reincidentes en su vivienda.

[Img #26207]“No me insistas, no te voy a pagar”. Son las palabras que se encontró María, propietaria de una vivienda de Ciempozuelos y que marcaron el inicio del infierno que lleva viviendo desde hace más de un año.

 

María, como muchos otros vecinos de Ciempozuelos, está haciendo frente al problema de la okupación que tiene la localidad. Su caso particular empezó hace un año, cuando alquiló su vivienda a un par de hermanas con dos niños pequeños. “Compré mi piso a medias con mi exmarido en plena burbuja inmobiliaria, por lo que la hipoteca es altísima, así que no nos quedó otro remedio que alquilarlo”.

 

Cuando María puso el anuncio de que alquilaba su casa –un piso de 110 metros cuadrados recién reformado, con tres habitaciones, garaje y trastero por 650 euros al mes– rápidamente contactaron con ella dos hermanas mostrándose muy interesadas en el inmueble. “Me dijeron que una de ellas era víctima de violencia de género y por eso estaban ahora viviendo juntas, con dos niños a su cargo”.

 

Las que iban a ser sus futuras inquilinas, le dijeron además que le abonarían tres meses por adelantado, por lo que María no vio ninguna señal de alarma con ellas y les alquiló la vivienda. Cuando llegó el cuarto mes, María no vio ningún ingreso en su banco, así que se puso en contacto con ellas. “Me contaron mil excusas, saben perfectamente hasta los procedimientos del banco y yo me las creí, porque no soy de pensar mal de la gente y me aseguraron que el siguiente mes me pagarían el retraso”.

 

Un mes y otro y otro. Las explicaciones iban desde problemas con el número de cuenta, hasta padres en el hospital o DNIs caducados. “Llegaron a decirme que al niño le hacía falta un ordenador y por eso no me habían pagado el alquiler”. Llegados a este punto, María comenzó a investigarlas a través del grupo de Facebook ‘Soy de Ciempozuelos’, donde los vecinos del municipio comparten opiniones.

 

“Están haciendo negocio con mi casa”

 

“Fue entonces cuando me quedé en shock. Me encontré con que mis inquilinas, que no me estaban pagando, estaban alquilando por ese mismo grupo mi garaje e incluso una habitación de la casa”. Las okupas habían posteado anuncios con estas ofertas, que habían recibido respuesta, por lo que estaban ingresando dinero a través de una vivienda que no estaban pagando. Un negocio redondo.

 

Fue entonces cuando María contactó con un abogado para iniciar la denuncia por okupación. Ellas pasaron a no cogerle el teléfono nunca y cuando por fin lo hicieron lo único que le dijeron fue “no me insistas, no pienso pagarte”.

 

María, como muchas otras personas que han atravesado esta situación, nunca pensó que algo así le podía pasar a ella y se sintió desprotegida, sin los ingresos de la vivienda, teniendo que seguir pagando la hipoteca y, además, sumando cada día tasas de abogado, procurador y costes judiciales.

 

Ella vive ahora en Alicante, pero continúa teniendo familia y amigos en Ciempozuelos que le aseguran que ambas hermanas están trabajando. Una, la que presentó la nómina con la que avalaba el piso, “tiene contrato indefinido desde hace ocho años en una fábrica del polígono y la otra está trabajando en un bar del pueblo”, explica María. “No es que no puedan pagarlo, es que no quieren”, sostiene.

 

Okupación como modo de vida

 

A través del abogado y sus investigaciones en el grupo de Facebook, María descubrió que no era la primera vez que hacían esto. Desde 2014 llevaban posteando cada cierto tiempo que necesitaban una vivienda urgentemente porque las tiraban de la suya y que podían pagar tres meses por adelantado. Es el mismo modus operandi.

 

Cuentan esa misma historia a cada propietario, pagan los tres meses y después okupan el piso hasta que las echan por una orden de desahucio. En ese tiempo, como en el caso de María, no solo hacen negocio con sus habitaciones y su garaje, también dicen por el grupo que necesitan muebles o electrodomésticos y piden que se los regalen si alguien va a tirar alguno o no lo necesita. Unos objetos que después venden en el mismo grupo. “Se aprovechan de la buena fe de la gente. Una vecina les regaló una maquina de coser pensando que no podían permitírsela, que luego ellas mismas vendieron a otra persona que preguntó en este foro si alguien sabía donde podía comprar una”.

 

María agradece haber cambiado al menos el contrato de los suministros, porque su portero la llamó para decirle que las “inquilinas” estaban enganchadas a la luz y al agua de la comunidad. “Si no llego a cambiarlo, imagínate las deudas que estaría acumulando en electricidad”, explica María aliviada, al menos, en este punto.

 

“Tengo miedo de cómo dejen la casa”

 

Tras varios meses en los que María asegura haber llorado de impotencia en muchas ocasiones, este pasado mes de febrero tenía que celebrarse el juicio, que finalmente no hizo falta “porque ellas se presentaron en los juzgados para ratificar que era cierto, que estaban viviendo de okupas en mi casa”, explica María.

 

Con la llegada del coronavirus, la situación se complicó todavía más. Tenían la orden de desahucio para el día 21 de abril, pero en pleno estado de alarma no se ejecutó y ahora los juzgados están paralizados para este tipo de causas. “Estamos peor que al principio y mucho me temo que cuando se reanude todo tengamos que volver a empezar el proceso desde el principio”, lamenta la propietaria.

 

A esta situación se suma el miedo de lo que puedan hacer las dos okupas en su casa. “Llegaron a llamarme justo después de presentarse en el juzgado para decirme que ahora que ya todos sabíamos que hasta abril tenían derecho a estar ahí, no las llamase ni las molestase más o me denunciaría por amenazas”.

 

El piso está completamente amueblado, tiene todos los electrodomésticos nuevos y cambiaron la caldera por una nueva solo un par de meses antes de que ellas entraran, cuando realizaron la reforma. “Ahora no sé que pueden hacer, porque si me destrozan la casa van a quedar impunes”, asegura María angustiada.

 

Evitar que vuelva a pasar

 

María sabe que todo este año y el tiempo que quede hasta que pueda ver si tiene que hacer reparaciones en la casa, va a salir todo de su bolsillo. “Mi abogado me ha dicho que por mucho que reclame la cantidad que se me adeuda, más los gastos judiciales y daños en la vivienda, el problema es que no pueden embargarles el salario mínimo interprofesional, solo lo que lo supere, así que pueden estar pagándome quizá 50 euros al mes durante ¿cuánto?¿20 años?”.

 

Eso sí, María tiene claro que no quiere que nadie de Ciempozuelos vuelva a pasar por lo que ella ha pasado. Por ello, a pesar de no poder dar sus nombres, quiere dar la información de la historia para que nadie que encuentre a personas de estas características les alquile su vivienda. “Un chico me contactó a través del grupo de Facebook cuando escribí cuál era mi situación y me dijo que justo el día de antes dos chicas le habían llamado por un anuncio de un piso que quiere alquilar diciéndole que en abril necesitaban entrar al piso”. Abril, la fecha del desahucio. Confirmaron que eran ellas y ahora el chico no deja de mandarle mensajes de agradecimiento a María.

 

Lo que más lamenta esta vecina de Ciempozuelos es la sensación de desconfianza que le han creado ahora estas personas. “Ahora no me voy a fiar de nadie que venga a alquilármelo, voy a tener que contratar un seguro de impagos y poner muchas más condiciones a los nuevos inquilinos, que no tienen culpa, pero ya no estás tranquila”.

 

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