Hay momentos en que el tiempo invita a salir de casa. En algunas zonas de España se empiezan a vislumbrar algunos rayos de sol que sugieren que la primavera se acerca, mientras que en otros, el viento, la lluvia y el frío azotan lo suficiente como para quitarnos las ganas de movernos de casa si es que podemos evitarlo. Por supuesto, las circunstancias más recientes y relacionadas con el coronavirus o cualquier otro tipo de resfriado común hacen que sean muchos los que estén haciendo un uso más exhaustivo de las opciones que brinda internet para que no sea necesario salir de casa para según qué rutinas.
De la misma manera, es cierto que el ritmo de vida habitual en las grandes ciudades nos resta mucho tiempo simplemente en desplazamientos: los atascos tanto en carretera como en ciudad implican alrededor de una hora diaria en muchos casos, tiempo que no estamos dedicando ni a descansar, ni a trabajar, ni a disfrutar del ocio. De hecho, a veces decidimos quedarnos en casa en vez de reunirnos con amigos o familiares precisamente por evitar el tráfico o el transporte público, sea el metro, el cercanías o un Uber, que nos supone además un desembolso extra.
Por estos motivos, cada vez automatizamos más acciones a través de internet, porque el poco tiempo libre que nos queda deseamos que sea de calidad. Quedarse en casa, de hecho, no tiene por qué estar reñido con disfrutar de ciertos placeres cada vez más accesibles como puedan ser las series y películas a través de plataformas de video en streaming o los juegos de poker online, que además permiten socializar de una manera diferente, en juegos emocionantes a la par que relajados. En el poker, jugar contra otros es una competición al igual que en cualquier RPG multijugador, pero bajamos las revoluciones porque el verdadero desafío se encuentra en la toma de decisiones, lo que ocurre en nuestra cabeza más que en pulsar los botones adecuados en el ordenador o en el smartphone. Más allá de lo que se dé por sentado, los juegos de poker no implican jugar dinero real, sino que se pueden jugar con crédito virtual como en cualquier otro juego en el que vamos consiguiendo monedas o gemas y las invertimos para llegar más lejos.
Pero aparte de encontrar alternativas de ocio en internet, son cada vez más personas las que optan por realizar todo tipo de gestiones online, desde pagar una multa hasta hacer la compra diaria, renovar el préstamo de un libro en la biblioteca o incluso echar la quiniela. Hemos ido incluso más allá, comprando online incluso los muebles de Ikea, evitando dedicar, probablemente, media mañana a hacerlo de manera presencial. Para aquellos cuyo problema principal es la falta de tiempo, han surgido numerosas suscripciones que hacen la vida más cómoda, permitiendo, eso sí, que sean otros quienes decidan ciertas cosas por ti: los nuevos servicios de menús saludables que recibimos semanalmente en nuestro domicilio para no tener que cocinar ni en las comidas ni en las cenas, pero comiendo variado y sano, o las cajas de ropa con servicio de personal shopper incluido, o incluso las que ofrecen productos para nuestra mascota y las de puericultura. Tal vez, ni siquiera se trate de falta de tiempo, sino de querer aprovechar servicios que se encuentran a nuestra disposición y que cada vez nos apetecen más.
Aunque parezca complicado, tampoco pasar más tiempo en casa está reñido con mantenerse en forma: ir al gimnasio es una de las tareas más complicadas cuando se trata de desplazarse y compatibilizar horarios, por lo que son muchos los que optan por seguir a personal trainers a través de internet, gratuitos o de pago, o adquirir juegos para videoconsolas de salón que nos ayudan a ponernos en forma, y que miden nuestro esfuerzo a través de dispositivos, con un volcado de datos en soporte digital, a veces incluso en la nube, todo depende de hasta qué punto queramos acceder a la información desde unos u otros dispositivos.
Por supuesto, si hemos conseguido hacer todas estas cosas sin salir de casa, también en muchos casos es la misma labor profesional la que podemos desempeñar desde el propio domicilio. No serán trabajos relacionados con la sanidad, la construcción o la restauración, no hay duda, pero todo lo que se pueda realizar desde un despacho u oficina, puede hacerse desde casa, desde el diseño gráfico o la redacción, pasando por las labores de costura, corte y confección, o la fabricación artesana de ciertos objetos que a su vez podemos comercializar a través de internet. Aunque claramente muchos trabajos seguirán sin poder realizarse desde casa, lo cierto es que cada vez más se impone el teletrabajo y el autoempleo como modelo de actividad económica en pos de una mejora en la conciliación familiar. Una utopía para muchos, que se está convirtiendo en una realidad factible para unos cuantos, y que crece cada año.
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