Constancio M. H. será juzgado por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento.
La Audiencia Provincial de Madrid juzgará a partir del 11 de abril a Constancio M.S., presunto asesino de la pinteña Teresa Ruiz Rodríguez, hallada muerta con signos de violencia el pasado 4 de junio de 2014 en el cuarto de limpieza del bloque de viviendas de la calle Santo Domingo 22 (Pinto), donde trabajaba como limpiadora.
Constancio M. H. será juzgado por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento. El Ministerio Público solicita para él una pena de veinticinco años de prisión.
Según el fiscal, el 3 de junio de 2014, Constancio, compañero de trabajo de Teresa, la recogió en su domicilio, como hacía habitualmente, para dirigirse juntos al trabajo en el coche de la empresa. Tres meses antes, Teresa había prestado 500 euros al presunto homicida. Durante el trayecto Teresa preguntó a Constancio sobre la deuda, ante la insistencia de la mujer, el acusado respondió que todavía no tenía el dinero.
Horas después de dejar a Teresa, Constancio se dirigió a al portal 22 de la calle Santo Domingo, donde sabía que su compañera debía estar trabajando. Aparcó el coche, cogió la mochila en la que guardaba un martillo y la estuvo esperando. Cuando Teresa llegó, Constancio la dijo que quería hablarle de un asunto, “con la intención de quedarse a solas con ella en un lugar apartado y alejado de la vista de terceras personas”. Ambos se introdujeron en el cuarto de la limpieza donde Constancio atacó por sorpresa a la mujer con el martillo que guardaba en la mochila, golpeándola en la cabeza y en el cuerpo de manera reiterada, “con el objetivo de poner fin a su vida”, dice el fiscal. El acusado golpeó a la mujer con tal fuerza que consiguió tirarle al suelo, donde continuó golpeándola en la cabeza, en la frente, en la cara y en el cuerpo, propinándole un total de 30 martillazos.
“Con tales golpes, múltiples y reiterados, el acusado aumentó de manera deliberada y consciente el dolor de la víctima”, dice el Fiscal apuntando que Teresa era “consciente de su muerte” porque no podía recabar ayuda por encontrarse en un cuarto cerrado, lo que unido al dolor “le provocó una prolongada agonía antes de su fallecimiento”.
Tras la agresión, Constancio cerró la puerta del cuarto y dejó a Teresa allí tendida. Se dirigió al cuarto de limpieza de otro piso, donde se lavó las manos y continuó trabajando. Una vez finalizada su jornada laboral, ya en casa, se limpió las zapatillas y tiró a un contenedor de basura una bolsa con su ropa de trabajo y el martillo. Constancio fue detenido tres días después por los agentes de la Guardia Civil. Teresa fue enterrada el día 5 en Pinto, arropada por sus familiares y amigos.

















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