Ravi
El más desdichado de los niños de Matruchhaya tiene trece años. Se llama Ravi. Aunque vive en la misma casa que el resto de los huérfanos varones, a pocos metros del edificio principal que habitan las niñas, permanece bastante aislado por culpa de su ceguera y de su incapacidad para hablar, a pesar de que oye perfectamente y entiende lo que le dicen. Es el único que nunca ha podido participar en nuestras actividades.
Ravi nació con un defecto congénito que se denomina labio leporino, porque es característico el labio superior hendido de tal manera que recuerda al de las liebres. En su caso, ese problema, más allá de las consecuencias estéticas, ha tenido serias repercusiones en su salud y en su calidad de vida. No deseo recrearme en su historia, que es muy truculenta. Simplemente diré que Ravi fue encontrado en la basura en el momento en que varias ratas le estaban comiendo los párpados. Aquel ataque de los roedores provocó la pérdida de sus dos ojos, después de varias operaciones en las que los médicos intentaron también reconstruir su paladar y habilitar, sin éxito, sus cuerdas bucales.
Completamente ciego y mudo, Ravi ha crecido sin recibir ningún tipo de educación, y sin más estímulos que los derivados de la convivencia diaria con el resto de los niños. Mientras éstos están en la escuela, Ravi pasa las horas jugando solo en el pequeño parque que separa la casa de los niños del edificio principal. Ravi es fuerte y, a pesar de sus limitaciones, sorprendentemente ágil. Le encanta hacer todo tipo de acrobacias en el tobogán y el columpio. También le gusta generar sonidos diversos golpeando con sus propias manos la superficie metálica del tobogán o los tubos de hierro del columpio. En ese entorno de pocos metros cuadrados que abarca el área de recreo y su casa, Ravi se siente seguro y se desenvuelve con gran soltura. No necesita bastón ni nadie que le guíe en sus desplazamientos. Ashok, Raja, Deep y Ronak, los niños de más edad, sus "hermanos mayores", se suelen encargar de darle la comida. Siempre que les he visto ayudando a Ravi, he admirado su desenvoltura, combinación perfecta de energía resolutiva y un profundo cariño no exento de compasión. A ellos, sólo a ellos, les obedece Ravi inmediatamente.
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Me consta que las religiosas que regentan Matruchhaya han intentado internarlo en una escuela de educación especial pero, según dicen, el tipo de atención que requiere este niño escapa a las posibilidades de cualquiera de los centros formativos para menores con discapacidad que conocen las monjas.
Este año la encargada de los niños es Sister Meena, una religiosa que en los últimos años ha sido la directora de la escuela de educación especial de Ahmedabad en la que están escolarizados en régimen interno la mayoría de los huérfanos de Matruchhaya que tienen algún tipo de discapacidad mental. He tenido ocasión de charlar con ella sobre las posibilidades de brindar a Ravi algún tipo de formación o programa de estimulación. Ella piensa que, dadas las dificultades de este caso, la mejor manera de ofrecer algo así a este niño sería pagar a un profesor para que viniera a Matruchhaya y dedicara una hora cada día al trabajo con él. En esta ocasión hemos traído un pequeño donativo que un amigo ha dado a nuestra voluntaria Ana, que podría servir para poner en marcha esta iniciativa. Si así fuese, en cuanto regresase a España, yo me encargaría de buscar fondos para poder continuar. Sister Meena piensa que será capaz de encontrar algún profesional en Nadiad interesado en asumir este reto, y la directora de Matruchhaya, Sister Rosama, aunque cree que no va a resultar fácil, está de acuerdo en que lo intentemos.
Matruchhaya, 19 de noviembre de 2015.
José Luis Gutiérrez
José Luis Gutiérrez Muñoz es Profesor Titular del Departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Residente en Pinto, es el promotor de una labor humanitaria, desde 2004, en orfanatos de India, Nepal y Ecuador. Ha publicado dos libros sobre sus experiencias, "De sol y de luna", en el que relata la adopción de sus dos hijas, y "La balsa de Quingue", relatos sobre la vida de los niños y niñas de estos orfanatos. El año pasado publicó su primera novela "Por amor al arte" y este año ha publicado "Lugares del abandono".


















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