Recuperar Bal Mandir
El jueves 22 de octubre llegó a Katmandú nuestro amigo Pablo, el presidente de Dididai, la ONG española que desde hace más de cinco años está proporcionando educación y todos los cuidados necesarios para el grupo de menores de Bal Mandir con algún tipo de discapacidad severa, que ahora están realojados en Siphal.
Pablo suele visitar Bal Mandir todos los años, aprovechando sus vacaciones de Semana Santa, para supervisar el trabajo del equipo Dididai, cambiar impresiones con ellos, tratar de resolver problemas y marcar nuevos objetivos. Este año ya estuvo aquí poco antes del terremoto, pero la situación en la que han quedado los niños de Dididai después de que el seísmo destruyera su aula y obligara al desalojo del orfanato, le ha impulsado a regresar con la intención de conseguir el visto bueno de la NCO para buscar un nuevo emplazamiento para la escuela Dididai, preferentemente fuera de Bal Mandir o de cualquier otro hogar gestionado por la NCO, porque ahora Dididai aspira a poder ofrecer sus servicios de educación especial también a otros niños con diversidad funcional ajenos a la NCO.
El martes 27 de octubre nos reunimos con la Presidenta de la NCO y el Vicedirector de Bal Mandir. Estuvimos hablando de los actuales problemas de los niños de Bal Mandir y tratamos de averiguar si hay algún plan de futuro para el edificio clausurado. A pesar de que hace ya más de medio año del terremoto, todavía no saben si se podrá reconstruir o será necesario demolerlo. No obstante, señalaron que el antiguo palacio estaba siendo utilizado por una escuela, por una asociación de artistas y por el propio orfanato, lo cual implica que para tomar cualquier decisión han de tenerse en cuenta los intereses de las tres partes. Pero además, Bal Mandir es un edificio histórico, lo que dificulta cualquier plan de intervención.
–La NCO tiene muchas tierras y edificios que podemos poner a vuestra disposición para llevar a cabo esa idea, por lo que sería un derroche de dinero alquilar un local externo –afirmó alegremente el Vicedirector de Bal Mandir, después de escuchar las explicaciones de Pablo acerca del deseo de Dididai de extender su proyecto educativo a otros menores que pudieran necesitar un programa formativo de estas características. La Presidenta, una mujer amable y siempre complaciente se limitó a asentir con la cabeza.
–Si la NCO tiene tantas propiedades, ¿por qué tenéis a los niños en ese lugar absolutamente inapropiado en las proximidades de Bal Mandir? –preguntó Pablo impulsado por la indignación que a todos nos produce ver a los más pequeños alojados en esa especie de garaje, sin detenerse a considerar si aquella pregunta era políticamente correcta o no en aquel momento. Ninguno de los dos responsables de Bal Mandir respondió esa incómoda cuestión. Simplemente cambiaron de tema.
Cuando finalizó la reunión, Pablo intentó justificar su espontánea pregunta, pero inmediatamente Aurora y yo le hicimos ver que su reacción era absolutamente lógica y oportuna. Si no la hubiese hecho él, probablemente la habríamos hecho cualquiera de nosotros. Por la noche, cuando estábamos en el apartamento preparando nuestra cena, el Vicedirector de Bal Mandir telefoneó a Jodish, nuestro voluntario nepalés más veterano, actual Presidente de Creative Nepal, para decirle que si lo deseábamos podíamos acondicionar la Dancing Room y la habitación contigua que algunas veces hemos utilizado para dibujar y pintar, para alojar allí a buena parte de los niños que actualmente están en esa especie de garaje.
Analizamos detenidamente esa proposición durante la cena y todos coincidimos en que era una solución aceptable para los niños. Al menos, mucho mejor que su actual emplazamiento. Inmediatamente pensamos que reparar esa pequeña construcción, separada unos quince metros de una fachada del edificio que no parece dañada por el seísmo, implicaría la recuperación del entorno circundante: un pequeño edificio, también separado del bloque principal, que alberga servicios, duchas y fregaderos. Además, ese área se comunica con el terreno en el que Creative Nepal, con fondos de la asociación española Ruta 6, está construyendo una pequeña casa para acomodar a los bebés. Esto significa que también podemos recuperar para su uso la cocina y el comedor, igualmente ubicados en una pequeña edificación externa al edificio principal de Bal Mandir.
Pedimos al mismo constructor que está haciendo la pequeña casa en el terreno que antes ocupaba la huerta que presupuestara detalladamente todas esas intervenciones, teniendo cuenta que actualmente sus obreros están parados por falta de materiales debido al bloqueo comercial que ha impuesto India. Afortunadamente, para esto no es necesario esperar a que se solucione el problema con India, ya que todo lo necesario para reparar esos espacios se puede encontrar en Nepal. Con el presupuesto en la mano, trasladamos la propuesta a Ruta 6, que no tardó en respondernos afirmativamente.
Aunque todavía no ha llegado el dinero, los obreros ya han empezado a trabajar en Bal Mandir. Mañana nuestro amigo Carlos se unirá a esos trabajadores para coordinar la labor de varios voluntarios con la intención de acelerar todo lo posible el acondicionamiento de esos espacios, y presionar todo lo posible para que las obras finalicen cuanto antes. Ahora que ha empezado a refrescar, acomodar a los niños en un lugar apropiado es una urgencia.
Esta tarde cuando hemos estado con los más pequeños en ese garaje en el que llevan viviendo más de seis meses, les hemos contado nuestros planes y todos se han alegrado mucho porque, además de terminar con las actuales incomodidades, esto significa regresar a Bal Mandir, un lugar que en muchas ocasiones nos ha parecido inapropiado para la vida de los niños, pero vistas las actuales condiciones, ahora nos parece un paraíso.
Katmandú, a 1 de noviembre de 2015.
José Luis Gutiérrez
José Luis Gutiérrez Muñoz es Profesor Titular del Departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Residente en Pinto, es el promotor de una labor humanitaria, desde 2004, en orfanatos de India, Nepal y Ecuador. Ha publicado dos libros sobre sus experiencias, "De sol y de luna", en el que relata la adopción de sus dos hijas, y "La balsa de Quingue", relatos sobre la vida de los niños y niñas de estos orfanatos. El año pasado publicó su primera novela "Por amor al arte" y este año ha publicado "Lugares del abandono".
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.144