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José Luis Gutierrez

Constitución

Martes, 13 de Octubre de 2015 Tiempo de lectura:

El pasado viernes María, una antigua estudiante de Bellas Artes, Ram, Laxman y yo llegamos a Katmandú cansados por el largo viaje y un poco revueltos por las turbulencias que encontramos al aproximarnos al aeropuerto para el aterrizaje.

Aurora, Kalpana y Jodish estaban esperándonos en la salida. Netra no pudo venir a recibirnos, porque tenía que preparar un examen que tendrá hoy domingo, el último antes de las vacaciones del Dashain. No obstante, nos encontramos con él en el apartamento, ya que este año nos alojaremos en el piso en el que ellos están viviendo, suficientemente espacioso para todos. Resultó difícil y mucho más caro de lo habitual encontrar dos taxis que pudieran llevarnos con nuestro equipaje hasta el apartamento.

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Después de varios años de trabajo, finalmente los encargados de elaborar una nueva Constitución para Nepal entregaron su propuesta y fue refrendada por una amplia mayoría de la población, pero algunos habitantes de una región del sur del país, fronteriza con India, se mostraron muy descontentos con la división territorial que el nuevo ordenamiento legal imponía. Nada extraño, pues este tipo de disconformidades parece intrínseco a cualquier Constitución, pero en este caso el malestar de esa minoría ha sido respaldado por el gobierno de India, que ha intentado presionar de todas las maneras posibles a Nepal para que modifique ese aspecto de la nueva Constitución, y finalmente ha optado por un bloqueo comercial que ha dejado completamente desabastecido de gas, petróleo y materiales de construcción a su maltrecho vecino.

Recuerdo que el año pasado por estas fechas todo el mundo en Nepal se mostraba muy contento con Narendra Modi, que acababa de ser elegido Primer Ministro de la India y ya había ofrecido su amistad y había dado los primeros pasos de acercamiento al país vecino, algo que nunca habían hecho sus predecesores. Nuestros amigos decían que era un magnífico orador, que había tenido la deferencia de visitar Nepal pocos días después de su elección, pronunciando un bonito discurso en nepalí, y además tenía acogidos en su familia a dos huérfanos de Nepal. En sólo un año Modi ha dejado de ser una de las figuras más veneradas en Nepal para convertirse en el personaje más odiado.

Esta difícil situación al menos tiene una ventaja: hay muy poco tráfico y eso hace que se respire un aire más limpio en esta ciudad que habitualmente soporta un altísimo nivel de polución. Se ha llegado al extremo de prohibir la venta de combustible a particulares, pese a lo cual, los vehículos de transporte público, los únicos autorizados para repostar, tienen que soportar larguísimas colas en las gasolineras, que están permanentemente custodiadas por policías o militares.

El día en nuestra llegada sólo tuvimos tiempo para deshacer el equipaje y salir a cenar a un restaurante cercano, pero ayer nos fuimos a visitar a los veinticinco menores de Bal Mandir que permanecen escolarizados en el New Shrine. Nos invitaron a comer allí un riquísimo "dal-bath", comida típica nepalí, que tuvieron que cocinar con fuego de leña a falta de gas. La directora de la escuela se lamentaba de que en este momento en que el país estaba intentando reponerse de las secuelas del terremoto, tenían que enfrentarse a un cruel bloqueo que estaba produciendo mucha incomodidad y sufrimiento a la población.

El reencuentro con los niños fue entrañable. Todos parecían alegres por nuestra visita. Al ser el sábado su día festivo, tuvimos tiempo de charlar con ellos y cambiar impresiones acerca del modo en que intentaremos organizarnos este año en el que tenemos a los niños de Bal Mandir repartidos en tres lugares distintos. A pesar de las dificultades, se mostraron ilusionados por participar en las actividades que queremos llevar a cabo con ellos durante sus vacaciones del Dashain.

 

José Luis Gutiérrez

Katmandú, a 11 de octubre de 2015

José Luis Gutiérrez Muñoz es Profesor Titular del Departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Residente en Pinto, es el promotor de una labor humanitaria, desde 2004, en orfanatos de India, Nepal y Ecuador. Ha publicado dos libros sobre sus experiencias, "De sol y de luna", en el que relata la adopción de sus dos hijas, y "La balsa de Quingue", relatos sobre la vida de los niños y niñas de estos orfanatos. Este año publicó su primera novela "Por amor al arte".

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