Yo al menos vivo en Pinto
Cuentan que una ocasión un hombre llegó a su casa y se encontró a su esposa esperándole en el sofá. Le comunicó que quería divorciarse. El marido rápidamente echó mano de toda clase de argumentos para convencerla de que aquello era un disparate: "¿Cómo vamos a separarnos? ¿Has pensado acaso en la casa, el coche, nuestros dos hijos, la futura pensión? ¿No valoras cómo vamos a rehacer nuestra vida ahora cada uno por nuestro lado?". Su mujer, de repente, rompió a llorar, ante lo que su marido le preguntó el motivo. "Lloro porque pensé que tu respuesta sería que todavía me querías".
En la vida y en la política no todo son balances, promesas frías de gestión y recetas ideológicas, mucho menos en el ámbito local, que es el más cercano al ciudadano. Recientemente el Partido Popular de Pinto emitió una nota de prensa donde lamentaba la brutal subida de precios de la piscina municipal y que el importe para los no residentes sea idéntico al de los pinteños. "Resulta desolador que en un momento como este (escribieron "este" sin acento) el gobierno local decida subir las tarifas este año y beneficiar a los usuarios de la piscina que vengan de fuera de Pinto, y que por tanto no sufragan con sus impuestos el mantenimiento de estas instalaciones". Como en el caso de los argumentos del marido de la introducción del artículo la crítica está bien fundamentada. Yo mismo la comparto al 100%.
Ocurre, sin embargo, un fenómeno contradictorio en el PP de Pinto. La presidenta de la sede local, Miriam Rabaneda, sabemos que vive en Pinto y se ha presentado como candidata a la alcaldía cuatro veces. Las dos últimas (nada menos), ya con el cargo de concejala asegurado en el Ayuntamiento, no ha dudado en coger lo primero, segundo, tercero y cuarto que le han ofrecido, ya que ha ocupado cuatro cargos diferentes en 5 años, en la Comunidad de Madrid. El caso del portavoz del PP de Pinto, Salomón Aguado, es aún más llamativo, ya que desde hace lustros no vive en Pinto. ¿Cómo va a convencer el PP de Pinto a nadie con estos datos si a la primera de cambio o bien salen huyendo fuera a trabajar por mejores sueldos o directamente a vivir a localidades del entorno? ¿Cómo criticar los beneficios a los no residentes cuando uno mismo es no residente?
No se puede convencer desde el sermón si éste (con acento) no va acompañado de compromiso, sinceridad y hechos. En el reciente debate sobre el estado del municipio Salomón Aguado criticó al alcalde utilizando un juego de palabras a base de letanía: "Donde dije Diego, digo nada". Al contrario que la esposa de la introducción el alcalde no lloró. Pero perfectamente podría haberle contestado "yo al menos vivo en Pinto".


















Aprende a escribir | Domingo, 12 de Julio de 2020 a las 14:15:09 horas
En ningún caso la palabra “este” lleva tilde, ni siquiera en el caso de que sea utilizada como pronombre. En el pasado, se utilizaba la tilde diacrítica para distinguir la función de determinativo de pronombre, pero la RAE lo suprimió al mismo tiempo que la tilde de “sólo”.
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