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José Luis Gutierrez

Modi

Lunes, 30 de Noviembre de 2015 Tiempo de lectura:

–No os preocupéis. Cuando llegue a India tendré ocasión de hablar con mi amigo Narendra Modi y le explicaré que es necesario que ponga fin a este bloqueo comercial que está dejando a Nepal desabastecido de petróleo, gas y materiales de construcción –les dije muy seriamente a algunos de los internos de Siphal de más edad.

–¿Te refieres al Primer Ministro de India? ¿Quieres decir que conoces personalmente a Narendra Modi? –me preguntaron varios de ellos incrédulos.

–Por supuesto –respondí yo fingiendo absoluta seguridad–. Narendra ha gobernado el Estado de Gujarat durante muchos años, hasta que ha sido elegido Primer Ministro de India. Esa es la región en la que llevamos a cabo un proyecto similar al de Bal Mandir desde hace doce años. En más de una ocasión Narendra ha ido al orfanato para interesarse por nuestro trabajo. Me prometió que también este año nos visitaría.

–Pues, si le ves, explícale que es injusto que esté generando tantas incomodidades y dolor al pueblo de Nepal después de haber sufrido las consecuencias del terremoto –afirmó muy enfadada una de las niñas mayores que parecía dar crédito a mis palabras.

–Por supuesto, así lo haré –respondí tratando de controlar la expresión de mi rostro para que no sospechara que estaba bromeando. En aquel momento yo pensaba que esas restricciones, supuestamente impuestas por la disconformidad del Gobierno de India con la nueva Constitución aprobada en Nepal después del terremoto, finalizarían pronto, pero, según me dicen, la situación, lejos de mejorar, está empeorando cada día. Aquí en India he oído decir que el colapso en el transporte de mercancías por carretera desde India hacia Nepal no lo está provocando el Gobierno indio, sino los propios habitantes de las regiones del sur de Nepal, fronterizas con India, que se sienten profundamente disconformes con la redistribución territorial que marca la nueva Constitución, aunque es posible que esas protestas estén instigadas, o al menos tengan cierto respaldo del Gobierno indio que, a pesar de que es un asunto interno de Nepal, ya ha expresado su desacuerdo con ese diseño que redefine las diferentes regiones del país.

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Hace un par de días Veronika me recordó que la próxima semana tendrá que regresar a su escuela con internado para niñas invidentes en Ahmedabad. Le dije que, como todos los años, nosotros la acompañaremos. Entonces me repitió, una vez más, que a ella no le gusta ese centro educativo, a pesar de su buena reputación. De hecho, me contó que a principios de año Narendra Modi les hizo una visita que tuvo mucha repercusión en los medios de comunicación. Miré detenidamente a Veronika pensando que, al igual que yo había hecho con los niños de Siphal, se estaba burlando de mí inventándose una historia, pero su gesto serio pronto me hizo pensar que aquello podía ser cierto. En definitiva, Narendra Modi se había criado en esa misma ciudad. De pequeño, a la edad en la que la mayoría de los niños simplemente van a la escuela, él recorría incansablemente las proximidades de la estación de tren de Ahmedabad ayudando a su padre a vender pequeños vasos de té. Más tarde emprendió un negocio similar con su hermano cerca de la estación de autobuses. Lo más admirable del caso es que pudo mantener esa dura actividad sin descuidar sus estudios. De hecho, fue un alumno brillante.

Me cuesta trabajo comprender cómo alguien con un origen tan humilde ha podido llegar a convertirse en Primer Ministro de una de las naciones más poderosas del mundo. A la vez, pensé que si ese milagro había ocurrido aquí, por qué no podría yo encontrarme con él y explicarle las penalidades que nuestros amigos están sufriendo a causa de ese cruel bloqueo comercial. Estoy convencido de que él, que ha sido el primer dirigente indio que ha reconocido públicamente que Buda no nació en India, sino en Nepal, y ha mostrado su respeto por ese país vecino, además de haber acogido en su familia a dos huérfanos nepaleses, haría todo lo posible por solucionar este problema. Aunque, ahora que lo pienso más detenidamente, imagino que Modi tendrá cumplida información de la actual situación de Nepal, y si no está haciendo nada por aliviar el sufrimiento de toda esa gente será porque los oscuros intereses políticos de una nación que pretende controlar a otra son más poderosos que los motivos puramente humanitarios.

 

Matruchhaya, 28 de noviembre de 2015.

José Luis Gutiérrez

José Luis Gutiérrez Muñoz es Profesor Titular del Departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Residente en Pinto, es el promotor de una labor humanitaria, desde 2004, en orfanatos de India, Nepal y Ecuador. Ha publicado dos libros sobre sus experiencias, "De sol y de luna", en el que relata la adopción de sus dos hijas, y "La balsa de Quingue", relatos sobre la vida de los niños y niñas de estos orfanatos. El año pasado publicó su primera novela "Por amor al arte" y este año ha publicado "Lugares del abandono".

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