La labor de la ONG e iglesia evangélica Cielos Abiertos que desde hace casi tres años da de comer a diario a 40 personas necesitadas del municipio se encuentra en entredicho. Antiguos voluntarios de la asociación denuncian malas prácticas de la entidad que podría haber desviado comida para una finca privada, mientras que numerosos usuarios se han quejado al Ayuntamiento de la comida que reciben. “Aunque no queremos prejuzgar, alguna disfunción hemos detectado”, reconoce el alcalde Rafael Sánchez. La renovación del convenio de colaboración, que concluye a finales de este año, se encuentra en el aire.
El 17 de diciembre de 2012 el Ayuntamiento de Pinto, entonces gobernado por el PP, firmó un convenio de colaboración con la asociación Cielos Abiertos para poner en marcha un comedor social para los vecinos más necesitados. “Este comedor que está a punto de abrir su puertas se convierte en imagen de la solidaridad entre todos los pinteños y eso nos debe de hacer sentir orgullosos”, presumía en su día Miriam Rabaneda, exalcaldesa del municipio.
La ONG de Arregui | La asociación, ONG e iglesia evangélica 'Cielos Abiertos' fue fundada en los años noventa por Marcelo Arregui, estudiante de medicina de origen argentino de 56 años. Su perfil en la red social Badoo, “el mejor lugar para chatear y ligar” como dice su eslogan, evidencia que se trata de un pastor diferente. “Trabajamos para dar una nueva esperanza, una inyección de energía a personas que ya no se sentían útiles”, contaban desde la propia ONG en sus inicios. El propio Arregui compró la nave nº 17 ubicada en la calle San José, del polígono industrial La Estación, en Pinto, lugar que comparten el comedor social y la iglesia.
Un euro por comida | “Al principio hubo dificultades, como con todas las cosas”, comenta Rosa Ganso (PP), exconcejal de Servicios Sociales y una de las promotoras del convenio de colaboración. A través del acuerdo, los vecinos sin recursos podrían comer en Cielos Abiertos por un euro al día, una medida que chirrió desde el principio. “Consideramos que un euro no es demasiado. En los casos de extrema necesidad, el Ayuntamiento se hará cargo del coste del servicio”, garantizó en su día Ganso.
No fue la única ayuda que recibió el comedor. La Fundación La Caixa donó 3.500 € para su apertura, mientras que el Banco de Alimentos y el Fondo Español de Garantía Agraria se comprometieron a suministrar mensualmente productos no perecederos. Además, el supermercado Ahorra Más proporciona, todavía hoy, todo tipo de alimentos que han sido descartados para la venta por sufrir alguna tara.
Primeros problemas | Según informó el Ayuntamiento de Pinto, en sus primeros seis meses, en el año 2013, el comedor atendió a más de un centenar de personas y repartió 7.956 comidas gracias a los cerca de 15.000 kilos de alimentos que recibió en ese tiempo. “Pasábamos cada dos por tres para controlar que todo fuera correcto”, asegura Ganso que al año tuvo que enfrentarse a la primera piedra seria en el camino.
La fórmula de 'una comida, un euro' chocaba con la política del Banco de Alimentos, que de ninguna manera permite que la comida que suministra sea vendida. “No es cuestión de que se pueda o no, es que por contrato no pueden hacerlo”, zanjan desde la entidad cuando recuerdan el episodio. Aunque el consistorio intentó justificar que el dinero era público, el Banco de Alimentos dejó de enviar comida a Cielos Abiertos hasta que se solucionase la situación.
“Entre que redactábamos un nuevo convenio tuvimos que contratar un servicio de comedor”, reconoce la exconcejal de Servicios Sociales. Durante casi dos meses el Ayuntamiento costeó la comida de los usuarios de la entidad antes de firmar en diciembre de 2014 un nuevo convenio de una duración de un año. Con el nuevo acuerdo se eliminó el pago del euro y se acordó una subvención para la asociación de 12.000 € a pagar en dos tandas, la primera en febrero de 2015 y la segunda en junio de este mismo año.
Ruptura | Sin embargo, Cielos Abiertos vivía por entonces una grave crisis tras la que el comedor ha pasado de los cerca de 250 voluntarios a únicamente siete, la mayoría familiares de Marcelo Arregui. “Hemos tenido que empezar de cero -cuenta su hermana Diana, actual cocinera de los 40 usuarios del comedor.- La ONG ha vivido bastantes barquinazos el año pasado”. El que fuera vocal de la Junta del Consejo Evangélico de Madrid y pastor de la congregación, Marcelo Arregui, decidió dejar su puesto en la iglesia pinteña a finales de 2014, una postura que según Diana no fue entendida por sus seguidores. “Ya se sabe que las iglesias son muy corporativas”, justifica.
Lejos de esta versión, Zigzag ha podido hablar con antiguos voluntarios que tienen una visión muy diferente de lo ocurrido: “La gente con principios, la que más aportaba y la que mejor hacía las cosas, nos fuimos y tan sólo se han quedado una serie de secuaces”. Estos antiguos colaboradores, que siguen trabajando para otras causas benéficas, aseguran que la renuncia de Marcelo fue sólo la guinda al pastel porque “se están haciendo muchas cosas muy mal”.
Desvío de comida | Sin duda la más grave de todas ellas pasa por la denuncia de que parte de la comida, “la de mejor calidad”, se emplea en una finca privada. “Al principio toda escoba nueva barre bien, pero luego empezó a menguar la calidad de los alimentos y a llegar las críticas de la gente”, recuerdan. La asociación cultural Cielos Abiertos posee un complejo a 80 km de Madrid, en Guadalajara, de 17.000 metros cuadrados con capacidad para albergar hasta 150 personas. Según la publicidad de la finca, se sirven “comidas artesanales realizadas con hortalizas de huertos de la zona, incluidas carne a la brasa estilo argentino”.
Por 20 € los adultos, 17 € los niños y 25 € para los grupos -previo abono de 200 € en concepto de reserva que no se devolverán hasta pasados dos meses- se puede disfrutar de este complejo pensado para realizar retiros espirituales y conferencias, en el que, incluso, existe la posibilidad de alquilar caballos. “Estamos pensando en ampliar la oferta a campamentos para niños”, comenta Diana ajena a las críticas que se vierten sobre la finca. Arregui explica que “la comida que sobra” en Pinto como yogures o fruta efectivamente es trasladada, pero a una residencia de ancianos cercana al complejo arriacense.
“Tuvo un costo muy alto de desprestigio el separar la iglesia de la ONG”, asegura Diana, mientras, por otro lado, se muestra satisfecha con la 'limpia' que supuso la división. “Antes se derrochaba mucha comida, ahora funcionamos con la mitad”, critica la improvisada cocinera del comedor social de Pinto que, al margen de las cocinas, ya había colaborado antes en otras entidades benéficas.
Los antiguos voluntarios, sin embargo, aseguran que reciben llamadas de los actuales usuarios pidiéndoles que vuelvan: “Parece que esta gente tiene que conformarse con lo que les demos, pero no es así”. Una de las personas consultadas recuerda cómo una donación de media tonelada de atún congelado fue empleada en tan sólo dos ocasiones en el comedor de Cielos Abiertos, siendo el resto derivado a la finca de la asociación. “Ya no podía luchar más contra todo eso”, dice abatido otro que, además, denuncia los intentos por captar a nuevos miembros para la iglesia evangélica durante el servicio.
Sin subvención | Así las cosas, en febrero de este año el Ayuntamiento de Pinto abonó los primeros 7.000 € de subvención, que debían ser destinados para comprar productos perecederos como carne o pescado y gastos correspondientes a 2015. La ONG, sin embargo, invirtió el dinero en amortizar deudas anteriores por lo que el consistorio ha bloqueado el resto de la subvención hasta que la primera sea debidamente justificada.
“No aceptan tickets, sólo facturas, ni siquiera los costes de la gasolina”, se queja Diana que asegura que la mayor parte de los gastos los afronta su hermano Marcelo. Por su parte, Rosa Ganso comparte el bloqueo de la subvención pero considera que el gobierno debe de tomar medidas para garantizar una comida adecuada.
Quejas | No es la única queja que tienen en la concejalía de Servicios Sociales. “Somos pobres pero somos personas -reivindica uno de los 40 usuarios a la salida del comedor, al que le sigue otro-. “Muchas veces a la comida que nos dan no se le puede llamar comida”. Tania Espada, concejala de Servicios Sociales, reconoce que son varios los vecinos que se han acercado hasta el Ayuntamiento, táper en mano, para enseñar la comida que reciben.
La escasez de algunos alimentos, principalmente el pescado, así como la presentación de los mismos, mezclando los primeros con los segundos, han puesto en alerta al equipo de gobierno. La concejala confirma que los menús “más o menos se cumplen”, pero que “algunos días se repiten las comidas”. “Cada vez que recibimos quejas hacemos un seguimiento al respecto, evidentemente no podemos no hacer nada si pasan este tipo de cosas”, explica.
El propio alcalde Rafael Sánchez reconoce que “estamos encima del problema” porque “aunque no queremos prejuzgar, alguna disfunción hemos detectado”. Todo ello hace que desde Cielos Abiertos califiquen como “muy tirante” la relación con el nuevo gobierno de Pinto, aunque ambas partes confirman que han sido pocas las reuniones entre ambos. “No creo que haya una relación tirante en un principio, simplemente hay un convenio firmado con el Ayuntamiento y hay que cumplirlo”, comenta Tania Espada.
Futuro incierto | “Es verdad que ha habido cosas muy mal hechas en el comedor pero consideramos que las hemos corregido”, se defienden desde Cielos Abiertos. Aunque la ONG está estudiando colaborar en nuevos proyectos como la ayuda a refugiados sirios o rescatar espacios abandonados, no están plenamente convencidos de renovar el convenio que finaliza el próximo 13 de diciembre. Una decisión que desde el consistorio tampoco se han planteado ya que se encuentran a la espera de que se justifique la subvención. “Si se da un buen servicio no debería de haber problema”.
Pero lo cierto es que la falta de voluntarios y fondos ha menguado la labor de la asociación, que ha paralizado varios proyectos como el de la emisora RCA hasta el punto de llegarse a plantear vender el estudio de radio. “No lo hacemos porque nos lo agradezcan, sino porque hay que hacerlo -concluye sobre la labor de la asociación Diana Arregui-. Hay una cosa que no nos falta y es la vocación, porque está claro que de esto no vamos a vivir”.
Jorge | Lunes, 01 de Junio de 2020 a las 22:06:15 horas
Alguien sabe de la hija del pastor? La que tenía buena voz
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