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El lenguaje que usamos tiene un gran poder: puede aclarar conceptos o crear barreras. En la meteorología, por ejemplo, los expertos han buscado precisión al sustituir términos populares por otros más exactos. Un claro ejemplo de esto es el cambio de la expresión "gota fría" a "Depresión Aislada en Niveles Altos" o DANA. Si bien "gota fría" es una expresión que muchos conocen, la DANA describe con mayor precisión el fenómeno que ocurre, una depresión que se aísla de la circulación atmosférica general, lo que permite a los meteorólogos hacer pronósticos más acertados y comunicarlos de manera más técnica y clara.
De la misma forma, el lenguaje puede ayudarnos a ser más acogedores. A lo largo del tiempo, la sociedad ha evolucionado en su manera de referirse a las personas, dejando atrás términos que pueden ser percibidos como despectivos o insensibles. Por ello, se ha fomentado el uso de expresiones como "persona con discapacidad" en lugar de "minusválido", que proviene del latín y significa "menos válido".
Otras sustituciones con el primer objetivo: Cambio climático, por calentamiento global. Tromba marina, por tornado.
Otras sustituciones con el segundo objetivo. Términos que estamos abandonando: Subnormal, ilegal, maricón, loco, vagabundo, hermafrodita, ….
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