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La expresión, reduce la presión o tensión. Por eso, la libertad de expresión favorece la salud. Y si admitimos eso, tenemos que admitir que la represión perjudica.
Ser demócrata implica aceptar que los ciudadanos se manifiesten.
Vemos eso, pero, a veces, también vemos excesos: La derecha contra los inmigrantes. Y la izquierda contra los sentimientos religiosos. Por eso, entendemos que la libertad de expresión se regule y se limite.
En todos los países se establecen unos límites, igual que en todas las casas. La gente no puede decir “lo que le salga”.
Primero, en general la apología del terrorismo se castiga. La incitación al odio también se castiga en general, especialmente si la incitación es directa, y existe un peligro real. Por ejemplo, si en un pueblo, dónde hay muchos inmigrantes, se insinúa su culpabilidad, después de un robo o una violación.
Segundo, las injurias a la corona se castigan en algunos países, en España más que en el Reino unido.
Las ofensas a la bandera y a los sentimientos religiosos, en España también se castigan más que en otros países.
En todos los países se establecen unos límites. En EEUU y en el Reino Unido las limitaciones son menores.
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