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Gloria Galán Frías

“Cuentos umbilicales es un viaje por el mundo de las emociones”

Raúl Martos Martínez Ver comentarios 1 Miércoles, 17 de Diciembre de 2014 Tiempo de lectura:

Gloria Fátima Galán Frías nació en el barrio de Usera (Madrid), con raíces paternas ancladas en Hondarribia e Irún (Guipúzcoa). Pedagoga y psicomotricista, está unida a Pinto desde hace muchos años por ejercer de maestra de educación infantil en el colegio Nuestra Señora de la Providencia (teatinas). Ha publicado “20 poemas infantiles y un relato para ti” (Alfasur 2008) y ha colaborado con cuentos y microrrelatos en la publicación de varios libros de la mano de Clara Obligado, su maestra. Ahora publica su obra más ambiciosa, “Cuentos umbilicales” (Alfasur), con ilustraciones de Sonia Sánchez.

[Img #9959]¿A qué se debe el título ‘Cuentos umbilicales’?
Cuatro años he tardado en hacer el libro.  Durante ese tiempo he acompañado a mi madre hasta su último viaje. A ella está dedicado el libro. Los cuentos se fueron forjando mientras veía que nuestro cordón umbilical (hasta entonces sin cortar) comenzaba a desgarrarse. No hay unión más fuerte y única entre una madre y su hijo que dicho cordón. A través de él le da la vida. A “Cuentos umbilicales”, ella también se la empezó a dar.

Cierto que la palabra umbilical se asocia con el concepto vida, pero en el libro vemos que uno de los grandes protagonistas es la muerte…
Sí, sí es uno de los “protagonistas”, pero hay más. Aunque suene terrorífico decirlo, en el momento en que una madre da a luz a su hijo, también le está poniendo en el camino hacia su muerte. Entiendo que es muy difícil aceptar con naturalidad que la muerte es parte de la vida. Por eso es importante vivirla rodeada de las personas que más quieres y que más te quieren… Como dice un amigo mío, “a pesar de lo que escribes, tus cuentos dan lugar siempre a la esperanza”. Hay más protagonistas latentes en el libro y le ofrezco al lector la posibilidad de que se sumerja en él y viaje a través de ellos para descubrirlos desde el otro lado del espejo.

En la introducción confiesas que “este libro ha ido creciendo bajo el peso de la enfermedad y la muerte”. ¿Cuánto de autobiográfico hay en los sentimientos que relatas?
“Cuentos umbilicales” es un viaje por el inquietante paraje de las emociones. En mi caso, al día de hoy, resultaría imposible alejarme completamente de ellas y escribir los relatos. Pero también es verdad que se puede llegar a escribir desde una posición en la que el autor sea un mero observador. Siempre hay algo autobiográfico y algo producto de la imaginación ¿o quizá no?

Hay ciudades y lugares en las que se desarrollan algunas historias de los que haces una minuciosa descripción. ¿Es fácil para un escritor hablar de sitios en los que nunca ha estado?
Es verdad que si has estado físicamente en un lugar es más fácil detallarlo en los cuentos. Pero hoy, gracias a Internet, podemos conocer muchos lugares sin haber estado allí. El viaje que realicé en coche por Marruecos me ha ayudado a describir el ambiente del cuento “El lapicero”. Del mismo modo, París es una ciudad que he visitado en varias ocasiones y me apasiona y creo que así se ha reflejado en “Y se dio cuenta”. Nunca he visitado el fondo del mar (de momento), sin embargo no me cuesta nada imaginarme cómo puede ser, quienes lo habitan, qué lo hace tan bello… Claro que se puede llegar a describir lugares en los que no has estado nunca y, como ejemplo fantástico, me remito al último cuento “Tránsito”.

¿Qué te evocan seres como las sirenas, la cecaelia, las brujas o un dragón que utilizas en tus cuentos?
Por mis venas corre sangre vasca y sigo muy unida a mi tierra. Las mitologías vasca y navarra tienen muchísimas leyendas de gran riqueza. Una de ellas, en la zona del Bidasoa (Irún y Hondarribia), habla de Lamia, un ser mitad mujer, mitad pez en su parte inferior. Las sirenas como Lamia vive del “no”, esto es, cobran los impuestos no declarados por los labradores. Esta es la razón por la que aparecen como defensoras de la honradez y en contra del fraude… ¡¡es fantástico!! Me identifico tanto con ella.... Me gusta que los seres mitológicos naveguen por mis cuentos dando otra visión menos terrenal. Aparte de las sirenas, otro de mis personajes favoritos son las “brujas” (sorgines en euskera). Todos estos seres mitológicos me trasladan a otro mundo.

En general los cuentos, salvo ‘Paseo dominical’ o ‘¡Un cuerno!’, son incómodos para el lector por cómo se van desarrollando las historias…
[Img #9961]Como ya he comentado, el libro es un viaje a través de las emociones. ¿quién, alguna vez en su vida, no ha reído y llorado a la vez? Al cuento “Paseo dominical” le llamo mi “payasito”. Clara Obligado, mi “señorita” de su Taller de Escritura tenía un proyecto y era hacer una antología de humor. Al mes de morir mi madre, me volví a incorporar a sus clases y me dijo que contaba conmigo para que escribiera un microrrelato de humor porque quería incluirme en dicha antología. Le dije que imposible, pero ella me animó y confió en mí. El resultado es “Paseo dominical” que está incluido en el libro “Y usted ¿de qué se ríe?”… Sí, es un relato de humor pero  es el maquillaje como el que usan los payasos. “¡Y un cuerno!” es otro paréntesis, otra forma de salirse de lo políticamente correcto, de romper con lo previsible y de vivir una pequeña locura. Pero ¿realmente es un cuento de humor? Nada es lo que parece...

En “Cuentos umbilicales” citas a Jorge Luis Borges, un especialista de los relatos cortos.. ¿Qué es lo que más te atrae del género?
En contra de lo que se piensa, escribir un cuento no es tarea fácil. Cuando surge una idea, enseguida comienzan a funcionar los circuitos neuronales para que la historia tenga un inicio, un desarrollo y un desenlace. A veces, comienzas a escribir y a mitad del cuento cambias de camino y eliges otro. Otras veces crees tener el desarrollo en tu cabeza y los mismos personajes son los que  van cambiando su propia historia. Cada cuento tiene vida propia. Para José María Merino, un buen cuento debe tener: brevedad, intensidad, condensación, concentración dramática, concisión expresiva, depuración, capacidad de sugerencia y libertad formal. Un buen cuento es un “fogonazo” o una “iluminación”. Así que no es nada fácil escribir un buen cuento. Pero en la búsqueda de esa perfección es donde están los deseos de escribir y contar.

¿Quiénes son tus maestros a la hora de escribir relatos cortos?
Borges, Cortázar, Chèjov, Alice Munro, Flannery O’Connor, H.P.Lovecraft, Edgar Allan Poe, Felisberto Hernández, Guy de Maupassant, Katherine Mansfield, Raymond Carver, Horacio Quiroga, William Hope Hodgson y muchos más son los grandes maestros del género. La lectura de sus cuentos me sumerge en sus distintas poéticas y me muestran el camino para seguir aprendiendo de ellos. Como ya he dicho, en un cuento cada palabra, cada frase tiene una gran fuerza. Todo lo que no sirva o no añada nada hay que quitarlo. Es la perfección de la idea…”menos es más” como diría Clara. Un cuento tiene que estar limpio; su estructura debe estar bien armada para sostener todo aquello que se le vaya incorporando. Termino con una frase de mi querido Chèjov: “El arte de escribir es el arte de borrar”. Espero que “Cuentos umbilicales” sea un buen viaje para el lector en el que pueda navegar y descubrir otras emociones de la mano de todos “mis personajes”.

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