El pasado 20 de octubre falleció Concha Lagos, más conocida como La Panera, un personaje emblemático de Pinto, pero sobre todo, una persona querida y respetada por su familia y su pueblo.
ZIGZAG dedicará un reportaje a Concha en las páginas de la revista de noviembre, mientras, reproducimos las palabras de uno de sus nietos, Luis Moreno Martínez, durante su funeral, celebrado el 30 de octubre.
Queridos amigos, familiares y ciudadanos de Pinto. Gracias a todos, de corazón, por acompañarnos en un día como hoy.
No encuentro palabras ni creo que las haya suficientes para poder expresar fielmente la profunda pérdida que hoy nos ha reunido a todos aquí. No existen adjetivos suficientes para poder describir a quien ha sido y siempre será una de las personas más importantes de mi vida, una segunda madre, un modelo, un ejemplo… Mi abuela. Nuestra abuela. Nuestra madre. Nuestra vecina. Nuestra amiga. Nuestra querida Concha La Panera.
El pasado lunes 20 de octubre despertó un día que nunca nos hubiese gustado vivir y que todos hubiésemos querido retrasar. Aquel lunes quedará anclado en nuestros corazones porque despertamos todos, pero ella no.
Mi abuela, nuestra abuela, Concha La Panera se marchó aquel lunes sin tiempo para las despedidas, sin tiempo para el adiós. Por ello, es a ella, y para ella en nombre de todos los que la hemos querido y disfrutado todos estos años a quien van dirigidas estas palabras.
¡Qué rápido te marchaste abuela! Nadie lo pudo imaginar. Muchas veces te habíamos visto mal, al borde de la vida, pero tus fuerzas inigualables siempre te devolvían a nuestros brazos. Siempre volvías a tu casa, con tu familia. Siempre estabas allí. Siempre estabas aquí. Pero ese lunes no fue así.
Te has marchado, abuela, pero no te has ido porque es imposible olvidarte. Tu casa, nuestra casa, aún huele a ti. Aún es imposible mirar la cama vacía, el salón, tu silla… Aún guardamos en nuestra memoria, en nuestras retinas tu imagen dormida, la más bella de todas las abuelas. Tú rodeada de toda la familia y amigos que aún sin creerlo te dijimos adiós.
Te has marchado pero no te has ido porque aún duele imaginar una vida sin ti. Sin tu cariño, sin tus abrazos, sin tus bromas, sin tu compañía. Es imposible evitar pensar todo lo que no llegarás a ver, la familia que no verás crecer y a los que ni siquiera llegarás a conocer.
Te has marchado, abuela, pero no te has ido, porque aún pesa tu caja sobre los hombros de tus nietos que decíamos adiós a una abuela ejemplar. Una abuela que destilaba amor en cada gesto, cada día, en cada mirada. Siempre. Una madre que vivió para sus 9 hijos, de los que siempre se sentía orgullosa y una esposa, que amó con todo su corazón a su marido, nuestro abuelo. Ángel, nuestro “biri”, con quien ahora marchas.
Te has marchado pero no te has ido porque no pueden irse aquellas tardes en el Prado. Aquellos cumpleaños a pie de calle, aquellas navidades de villancicos y aguinaldos, aquellas nocheviejas sin fin, aquellas nochebuenas que siempre tendrán significado especial para todos.
Te has marchado, pero no te has ido abuela y nunca te irás. Porque no hay vida eterna más auténtica que la que uno siembra en los corazones de las personas con las que comparte su vida. Y abuela, en nosotros has dejado la semilla más importante, la que da sentido a nuestras vidas: el amor. En nosotros quedará tu sentido del humor, tu humildad, tu capacidad de trabajo, tu tesón, tu espíritu luchador.
No nos rendiremos. Seguiremos viviendo cada día sin ti pero contigo. Porque estarás en cada recuerdo, en cada sueño, en cada celebración, en cada nacimiento, en cada graduación, en cada boda... Cada día. Prometo, prometemos, dedicarte siempre una sonrisa, un brindis. A ti y al abuelo, que tanto habéis hecho por nosotros y que tenéis un lugar inabarcable en nuestro corazón. Jamás os estaremos lo suficientemente agradecidos.
Te has marchado abuela, te marchaste abuelo, pero no os habéis ido. Porque Luisito, porque mis primos, vuestros nietos, vuestras nueras, vuestros yernos, vuestros bisnietos, tu Piyayo, tu Antonio, tu Manolo, tu Jesús, tu José Luis, tu Conchi, tu Maribel, tu Ana, tu Consuelo … Todo Pinto, jamás os olvidará.
Hasta siempre abuela. Hasta siempre abuelo.
Nunca os olvidaremos.
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