Como Al Capone
Tiene gracia que los miles y miles de millones de dinero dilapidado por el amigo de José María Aznar, Miguel Blesa, no tengan consecuencias jurídicas.
Tiene gracia que no haya manera de que le
responsabilicen de los 23.500 millones que hubo que inyectar en Bankia para
sacarla a flote. Y tiene gracia, porque como Al Capone en Estados Unidos, Blesa
va a ir a la cárcel no por las "preferentes", no por la aventura en
Miami, no por lo que repartía a sus consejeros para que le apoyaran sin
fisuras. No, nada de eso, eso son palabras mayores y ya se sabe que en España
por grandes estafas, grandes robos, mil millonarios desaguisados, no se pisa la
trena. Lo hará, a lo que parece, por haber ordenado repartir tarjetas de
crédito opacas entre sus consejeros para tenerlos pillados por los huevitos y
que dijeran "si bwana", lo que diga "bwana".
Porque el amiguito de José María Aznar no podía haber sido mas letal gestionando quizá la caja más importante de España. Si, incluso pudo ser superior a la Caixa. Por supuesto. Pero a Blesa le entraron aires de grandeza, como al ex-alcalde Alberto Ruiz Gallardón, y empezó a creerse un autentico faraón. Y claro, a gastar como Ruiz Gallardón, a viajar a Estados Unidos y pasar fines de semana prolongados en la finca que la caja le compró en Miami. Y eso que todavía no se ha aclarado la oscura operación de compra del City National Bank of Florida, en el 2008, por nada menos 1.134 millones de dólares. Operación que fue partida para no tener que pasar los controles a que estaba obligado el señor Blesa. Una oscura y oculta operación, donde se dieron sus millonarias comisiones, que estarán ocultas en algún paraíso fiscal, seguro. Porque a los cinco años, Bankia se ha tenido que desprender del mismo vendiéndolo al Banco de Crédito de Inversiones de Chile por 882 millones de dólares.
Porque parecía que el juez Elpidio José Silva andaba tras la pista y decretó el ingreso provisional del amigo de Aznar. Pero como Blesa debe estar muy conectado con el Partido Popular, con el Gobierno, y quizá está en muchos secretos que no conviene desvelar, pues el gobierno dio instrucciones a la fiscalía para que se invirtieran los papeles. Y ahora es el juez Elpidio José Silva quien ha sido juzgado, condenado y expulsado de la carrera judicial. Vamos que en España los jueces deben ir tomando nota de que a los banqueros hay que respetarlos. Hay que tratarlos con algodón y nunca hacerles pasar por el mal trago de un ingreso en prisión. Aunque tengan la certeza de que han abusado, han engañado, han estafado y han robado. Por Dios, son banqueros.

















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