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“Entre luces y vientos” es el “resultado de un trabajo constante con los materiales, los colores y la composición, es decir, con la tríada clásica que determina la pintura abstracta de carácter informalista, con puntuales investigaciones con la modulación geométrica”, dice el crítico Carlos Delgado Mayordomo al analizar la obra de Méndez Lobo.
Para el artista, su obra “tiene que ver con nuestro modo de ver si después del túnel encontramos las luces que disfrutábamos no hace tanto tiempo”. Una obra en la que “el blanco no es un color, es como una forma, una materia, una luz que sale de abajo y que nos hace viajar a otro universo”.
Carlos Delgado resume así la obra de Méndez Lobo: “Consciente de que el arte es un camino inagotable, Óscar Méndez Lobo ha trabajado muy diversas posibilidades: la incorporación del collage, la utilización de arenas, la investigación con múltiples texturas y la relación felizmente articulada entre geometría y gestualidad, entre otros recursos. Resulta llamativo que, dentro de este amplio programa, lo figurativo haya sido un elemento continuamente desplazado y que el artista haya decidido otorgar una centralidad absoluta a la independencia del referente. No hay traducción plástica de lo físico, sino interpretación abstracta de lo intangible: luces, sombras, emociones, sueños, momentos, atmósferas… Y esta ausencia de una iconografía que ancle en la lectura de sus obras un referente por el que comenzar a narrar lo contemplado hace más sugestiva, misteriosa si se quiere, la obra del artista”.
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