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Raúl Martos Martínez

Aferrarse al poder

Lunes, 11 de Agosto de 2014 Tiempo de lectura:

“¡Cómo van a hacer eso hombre!- me replicó un amigo la primera vez que le comenté la noticia- Eso sería meterse un tiro en el pie”. Pero la ‘froilanada’ era real: El aljofifa de Mariano Rajoy, presidente de la España española, proponía de tapadillo que sea nombrado alcalde la cabeza de la lista más votada. A menos de un año de las elecciones municipales de 2015, y tras el vapuleo electoral sufrido por el bipartidismo en las Elecciones Europeas, el líder del Partido Popular ni si quiera se sonrojaba al lanzar semejante atropello democrático.

“Hay gente que no está de acuerdo, pero no es un proyecto tan descabellado cuando los dos grandes partidos españoles, PP y PSOE, lo han incluido en sus programas”, se defendía recientemente Rajoy ante la desaprobación generalizada del resto de grupos. Aunque ciertamente los dos partidos han estado tentados en varias ocasiones de cambiar la Ley Orgánica del Régimen Electoral General de 1985, diferentes circunstancias contrarias a sus intereses han ido dilatando la medida. El fuerte tirón de orejas de la encuesta del CIS de julio ha empujado definitivamente al Gobierno a llevar a cabo la reforma aunque el PSOE, temeroso de no haber tocado fondo, afirma que “no es el momento”.

Todavía se desconoce el cuerpo de la norma que presentará el Partido Popular aunque, según los principales medios generalistas, podría contemplar la elección directa de un alcalde en el caso de que su partido contase con más del 40% de los votos y más de cinco puntos de diferencia con el siguiente grupo. De esta forma la lista más respaldada obtendría la mitad más uno de los concejales (mayoría absoluta) y el resto de los ediles se repartirían aplicando el sistema proporcional corregido de la poco querida Ley D’Hont.

A pesar de los millones de matices que puede contemplar la propuesta, el equipo de gobierno de Mariano Rajoy ha movilizado su artillería a nivel local. La dirección del PP acordó a finales de julio presentar una moción de apoyo a la elección directa de alcaldes en todos los Ayuntamientos. Según el partido la reforma “se funda en la búsqueda de una mejor gobernabilidad, de una mayor identificación del alcalde con los electores y de un reforzamiento del Ayuntamiento como institución destinada a proporcionar servicios a los ciudadanos”.

Pinto ha sido el primer municipio de nuestro entorno donde se ha aprobado la medida. En la sesión del mes de agosto celebrada el pasado día 7 la moción prosperó con el voto mayoritario del PP y el rechazo de los tres grupos de la oposición. Decepciona la poca personalidad de los políticos locales al apoyar una propuesta de este tipo con los ojos cerrados por el ordeno y mando remitido desde la calle Génova. Disciplina de un partido podrido por una dirección en la que las mentiras, sobres y pagos en diferido están a la orden del día.

Más allá de los criterios de responsabilidad y moral, el PP puede llevar a cabo la reforma. Primero porque la Constitución dejó abierto en su artículo Artículo 140.1 que la forma de elección de alcaldes podría realizarse por concejales o vecinos, y segundo porque el partido cuenta con la mayoría absoluta que los ciudadanos le brindaron en las elecciones de 2011. Y sí, otros países como Reino Unido, Dinamarca o Alemania contemplan este tipo de elección pero, ¿será capaz el Gobierno de llevar a cabo la profunda reforma general de las instituciones municipales que conllevaría en tan sólo 9 meses?

Porque ese es realmente el miedo, que la medida sea un nuevo clavo ardiendo al que agarrarse para perpetuarse en el poder. Si la intención real fuese la prometida regeneración democrática lo lógico, y verdaderamente democrático, sería proponerla con pelos y señales dentro del próximo programa electoral para que el pueblo, supuesto gran beneficiario de la medida, diese su bendición. Es difícil no acordarse de Podemos para explicar la urgencia en sacar adelante la norma cuando, hoy por hoy, en el 90% de los municipios rige la fuerza más votada.

El gobierno asegura que buscará el consenso “hasta la extenuación” y, según la Secretaria General del PP María Dolores de Cospedal, hay “tiempo de sobra” para llevar a cabo la medida antes de las elecciones municipales del año que viene. La propuesta todavía está en pañales y sólo queda confiar en la buena fe de este Gobierno… Que Dios nos pille confesados.
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