Con cierto asombro | Síndrome de Estocolmo

O el secretario del Ayuntamiento de Pinto, Esteban Fernández, ha sido represaliado por el Equipo de Gobierno o es víctima del ‘síndrome de Estocolmo’ [reacción psicológica en la cual la víctima desarrolla un fuerte vínculo afectivo  con el agresor]. Decimos esto a raíz de las risas, confidencias y armonía que el secretario se marcó con la alcaldesa durante el pasado Pleno de Debate del Estado del Municipio y teniendo en cuenta el incidente protagonizado el pasado mes de enero entre el concejal de Hacienda y el secretario, incidente que produjo la baja por depresión de éste durante cinco meses. Entonces los sindicatos del ayuntamiento culparon al concejal, y más concretamente al Equipo de Gobierno, llegando a decir en una nota pública que Esteban Fernández estaba represaliado por  el Gobierno local.

Visto el compadreo en el Pleno entre la supuesta víctima y la jefa de los presuntos agresores, habría que revisar las cacareadas represalias, bien sea porque nunca hayan existido, bien por haber producido en el interfecto el nefasto ‘síndrome de Estocolmo’. Sea como fuere, de lo que el secretario está seguro es de que está mal pagado por la institución (“me siento mal pagado por este ayuntamiento”, llegó a decir a un periodista), aunque su sueldo bruto anual es de 87.439,22 euros, bastante superior a lo que cobran otros secretarios de ayuntamiento de municipios más grandes que Pinto.

Es de suponer -aunque no han dicho nada sobre el tema- que en este asunto monetario los sindicatos no pensarán lo mismo que el secretario y que, al menos en la cuestión crematística, aceptan que no está represaliado. En todo caso, dada la armonía aparente mostrada en el Pleno entre alcaldesa y secretario, éste podía pedirle a aquella un aumento de sueldo hasta que el susodicho se considere bien pagado. Así quedaría claro para todos que el Equipo de Gobierno no ejerce represalia alguna contra el funcionario vip, y éste a su vez acabaría definitivamente con sus angustias y reproches. O quizás, vistas las risas y el compadreo entre presidenta y secretario, ya esté todo atado y bien atado y vuelvan a florecer en la casa consistorial los días de flores y vino.