Rafa, eterno
Ha demostrado hasta el hartazgo que es “distinto” y ”único”, un mito hecho realidad. El mayor activo deportivo de España en toda su enorme historia. Un orgullo nacional. Y no sólo en sus triunfos, que también y son leyenda, sino incluso en sus derrotas. Porque Rafael Nadal Parera gana también cuando pierde. Lo vimos en la final del abierto de Australia el pasado mes de enero contra Wawrinka. Lo vimos en otras finales épicas contra su némesis, los extraordinarios Djokovic y, antes, Federer.
Nadal es la cara amable de España, nuestra mejor carta de presentación en el mundo. Un ejemplo ejemplar. Alguien que nos hace mejores y nos reconcilia con nuestra turbulenta historia. Alguien que nos ha enseñado el camino por el que debemos transitar. Ganando y perdiendo. Perdiendo y ganando. Siempre. ¿Cuánto vale un personaje así? ¿Qué daría cualquier país por tener a Nadal en sus filas?.
Y, sin embargo, hasta Nadal es contingente. Número uno del mundo del tenis, tras su lesión de rodilla en 2012 y consiguiente retirada de la competición durante ocho meses, muchos le dieron el finiquito del nº 1. Pero vuelve el año siguiente y gana tres títulos consecutivos (Sao Paulo, Acapulco e Indian Wells, en febrero y marzo). Poco después arrasa en la temporada de tierra ganando Barcelona, Madrid y Roma… y su octavo Roland Garros. En el verano encarrila otra serie de triunfos (Montreal y Cincinatti) para acabar ganando su segundo US Open ante el mismísimo Djokovic y volver a ser nº 1 del tenis mundial.
Este año 2014 Nadal ofreció las mayores dudas de su carrera en su predio indiscutible de tierra batida, superficie en la que es de largo el mejor jugador de todos los tiempos. Perdió en Montecarlo con Ferrer, perdió en Barcelona con Almagro, ganó en Madrid por retirada de Nishikori (“Me estaba dando una paliza”, reconoció Nadal a pie de pista mientras se retiraba lesionado el japonés), perdió la final de Roma contra Djokovic, único jugador que parecía poner en peligro el reinado del emperador de la tierra batida… Pero llegó la cita grande, la que da y quita glorias, Roland Garros, y Nadal volvió a donde solía conquistando su novena Copa de los Mosqueteros… ¡y ante Novac Djokovic! en un partido que llevó a los dos mejores tenistas del momento a una situación límite.
Nadal venció a su principal rival en estos momentos, pero también rompió el futuro. En un deporte extremadamente competitivo, poco dado a grandes dictaduras, es probable que no vuelva nadie a ganarlo tantas veces… salvo Nadal, porque el próximo año no sería extraño que estuviésemos comentando otra hazaña “imposible” de este mítico deportista.
Nadal, Djokovic y Federer se respetan y se temen. Son los mejores del mundo y el planeta tenis suspira por sus cara a cara, que alcanzan ya las 41 ocasiones, caso único en la historia del tenis. Ayer el balear, tras perder el primer set, se elevó otra vez sobre sí mismo cuando parecía imposible que lo hiciese. Jugó mejor cuando más lo necesitaba, como si eligiese la excelencia por capricho, y fulminó las bolas decisivas castigando por arriba y por abajo, haciendo volar el liftado contra el revés poderoso de Djokovic a la manera con que torturaba a Federer, y apechugando panza arriba con los bolazos que el número 2 le propinaba para llevarlo al sótano de la pista.
Pero no hubo manera. Hace años que nunca la hay en París, porque Nadal sólo juega en Roland Garros contra su expectativa. Aquí Rafael Nadal Parera solo puede ser más grande que él mismo. Aunque como ha dicho tras el encuentro, “es la final en la que más he sufrido de todas aquí, hubo momentos en los que me sentí muy vacío. Pero luchando, las soluciones llegan. La ilusión, la motivación, las ganas de ganar me han mantenido en la pista con la mentalidad de querer aguantar, de saber sufrir y suplir los momentos malos físicos con tiros tenísticos de muy alto nivel”.
Clara | Domingo, 15 de Junio de 2014 a las 13:24:04 horas
el personaje me encanta. ayer lo echaron en "informe semanal" de la 1 pero a mi entender no saben reflejar la importancia del personaje. me gusta el articulo de ustedes que saben "ver" la importancia histórica del personaje. mis felicitaciones, yo tambien soy nadalista.
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