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El rey se va, ¿y ahora qué?

José Lagos, nieto del último alcalde republicano de Pinto Miércoles, 04 de Junio de 2014 Tiempo de lectura:

Se va el Rey, aquél que juró los principios del Movimiento Nacional... aquél, a quien el "icono" de la democracia Francisco Franco puso a dedo como su sucesor... aquél, que guarda en una caja fuerte documentación secreta sobre su papel en el golpe de Estado del 23F... aquél, que es incapaz de reconocer que abdica al ver como la ciudadanía despierta haciendo tambalear su trono y por ello accede a perpetuar su estirpe antes de que sus muletas bipartidistas dejen de sostenerlo en pie... aquél, que hizo llorar a mis hijas al ver estas como saciaba su sed sanguinaria en safaris millonarios... aquél, que hace un honor a su linaje Borbónico y dedica más atención a faldas ajenas que a propias, y todo esto, con cargo a nuestras costillas.
 
El Rey abdica, y se abre un proceso sobre si es la hora de un nuevo proceso constituyente y un referéndum sobre el modelo de Estado, entre Monarquía y República.

Que esto es necesario es evidente, ahora bien, ¿queremos una República como la I y la II que llegaron precedidas de dos profundas crisis económicas y que se convirtieron en Repúblicas burguesas, o vamos a construirla desde abajo con una profunda reforma constitucional que de la soberanía al pueblo?
 
Si las dos primeras Repúblicas fracasaron, no fue como dicen los manipuladores por ser épocas de conflictos y desorden, hablando de la fiebre y no de las causas que la producen (el capitalismo burgués), sino por no estar bien estructuradas y trabajadas.
 
Volviendo a la actualidad, se nos llena la boca al hablar de modélica transición, pero en realidad fue una transacción cuyo éxito más notable fue demoler lo que Franco no consiguió; la combatividad, la creatividad, la solidaridad y la existencia de un proyecto alternativo de sociedad.

El republicanismo debe asentarse en cuatro principios básicos: La justicia social, la democracia, la ética y la cultura. Como veis, valores que tras 40 años de pseudodemocracia, brillan por su ausencia.
 
En definitiva, no tenemos que dejar que nos impongan una República, hay que pelear para que cuando esta llegue, esté lo suficientemente trabajada para que los valores anteriormente referidos puedan sustentarla.
 
Desde aquí, hago un llamamiento a los movimientos sociales, partidos progresistas y sindicatos de clase para que pongan en marcha los mecanismos necesarios para elaborar una constitución sólida en beneficio del pueblo y no producto del miedo como la del 78 donde los políticos estaban más pendiente de salvar su cabeza y de sentar su culo.

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