¿Europa? Razón, aquí
El Parlamento Europeo es la única institución europea cuyos miembros son elegidos directamente por los ciudadanos mediante sufragio universal. Y a mí, plin… a mí y al resto de los no votantes en las elecciones anteriores, de 2009.
Ya es
triste, y grave, que una entidad de la envergadura de la UE resulte indiferente
a la mayoría de la población votante, que desde la primera cita electoral
europea en 1979, con 9 estados miembros, hasta las últimas, en 2009, con 27, el
porcentaje de voto haya caído del 62% al 43%. En 18 de los 27 miembros, la
participación en 2009 fue de menos del 50%, y teniendo en cuenta que en cuatro
estados es obligatorio votar, el panorama es desolador. Sin embargo, la falta
de participación no parece importar demasiado a nuestros europolíticos. Es como
si se hubiese establecido una norma universal de facto: si no ejerces tu
derecho al voto, no tienes derecho a quejarte, te has quedado fuera del juego.
Y nadie
grita que algo falla, que la auténtica mayoría es la que no ha votado, que la
decisión más consecuente sería repetir las elecciones una y otra vez,
modificando programas, ofreciendo pactos, cambiando leyes y posturas, hasta
alcanzar la mitad más uno de la participación... Ay.
En las
elecciones de 2014, son 28 los estados miembros y se eligen 751 eurodiputados,
de los cuales 54 corresponden a España. Este año hay nada menos que 39
candidaturas y cabría suponer que alguna de ellas debería adaptase como un
guante a mis deseos europeístas, pro o anti europeístas, Podemos, por ejemplo,
pero no es así; es decir da igual porque si no es uno de los partidos
mayoritarios, no hay nada que hacer, ya lo sabemos, el método D’Hondt es
implacable con las minorías y la diversidad.
Estoy
seguro de que para combatir el absentismo electoral ayudaría mucho contabilizar
los votos en blanco como tales, incluso los nulos, como otra candidatura más,
en lugar de añadirlos al saco común para favorecer más todavía a las grandes
formaciones. Mejor aún, estaría muy bien que hubiese una papeleta específica
para aquellos votantes que no deseen apoyar a ninguna de las listas que
concurren, algo parecido a lo propuesto por Escaños en Blanco, pero sin
candidatos siquiera. Yo la votaría sin dudar. Y si además ofreciese algunas
otras garantías, como proponer el mismo trato fiscal, laboral, salarial,
asistencial, social… para los eurodiputados que para cualquier otro ciudadano;
luchar por hacer de la UE un organismo realmente unitario, como un cuerpo, en
el que si una extremidad sufre, el resto colabora para aliviar su sufrimiento,
aun a riesgo de perder algo de su bienestar; trabajar por una implicación
cohesionada, eficaz y rigurosa en conflictos e incidentes internacionales, que
le afecten directamente o sean de lesa humanidad, sin esperar a ni delegar en
papá pitUSA; anteponer el trabajo para y por la ciudadanía a la especulación,
el beneficio y la dinámica del mercado, la banca y las finanzas; sustituir las
concertinas y las vallas por más y mejor asistencia a inmigrantes y por más y
mejor negociación con los países de origen…, sería la bomba.
En fin, ilusiones,
lo sé. Y se repetirán el año próximo. Pero, por si acaso, la candidatura que se
dé por aludida que se ponga en contacto conmigo. Razón, aquí.
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