Este domingo, 23 de marzo, murió Adolfo Suárez González, el primer presidente de Gobierno de España elegido democráticamente tras la dictadura franquista, creador del "consenso" y de la apertura de España a la democracia.
Inicios en la política | Nacido el 25 de septiembre de 1932 en Cebreros
(Ávila), se licenció en Derecho por la Universidad de Salamanca y
posteriormente se doctoró por la Universidad Complutense. En 1955 conoció al gobernador civil y jefe provincial del
Movimiento en Ávila, Fernando Herrero Tejedor, miembro del Opus Dei, quien se
convirtió en su tutor político. De la mano de Herrero Tejedor, desempeñó
diversos cargos dentro de las estructuras políticas franquistas, llegando a ser
procurador en Cortes por Ávila en 1967 y gobernador civil de Segovia en 1968.
Director de RTVE | Un año después es nombrado director general de Radio Televisión Española, cargo
que ostentó hasta 1973. En abril de 1975, a propuesta de Herrero Tejedor es
nombrado vicesecretario general del Movimiento, cargo que ocuparía hasta la
muerte de su mentor el 12 de junio de ese año en un accidente de automóvil.
Ministro | El 11 de diciembre de 1975, entró en el gobierno de Arias Navarro formado tras la muerte de Franco (20 de noviembre de 1975), con el cargo de ministro secretario general del Movimiento, por sugerencia de Torcuato Fernández Miranda.
Presidente de Gobierno | En julio de 1976 el rey Juan
Carlos I le encargó la formación del segundo gobierno de su reinado con el
objetivo de desmontar las estructuras franquistas. Suárez, que se había
convertido en un demócrata convencido, jugó entonces su gran papel por el que
merece un puesto de honor en la historia de España.
Con innumerables
dificultades, apoyado por un grupo de ex franquistas también convertidos
a la democracia -socialdemócratas, liberales,
democristianos, etc- Suárez supo desarbolar en muy
poco tiempo el régimen franquista logrando la autoliquidación de las Cortes
franquistas y sacar adelante el Proyecto de Reforma Política, a
pesar del recelo de la oposición democrática.
Fue también importante la colaboración del teniente general Manuel Gutiérrez Mellado, encargado de tranquilizar y controlar, en lo posible, a las altas esferas militares, compuestas en su mayor parte por militares que habían participado en la guerra civil y proclives al régimen franquista.
Primeras elecciones | Tras legalizar al PCE, se celebraron el 15 de junio de 1977,
por primera vez en España desde 1936, elecciones generales libres.
Adolfo Suárez se alzaba como vencedor de las mismas, al frente de un
conglomerado de formaciones de centro, aglutinadas en torno a su persona, bajo
las siglas UCD (Unión de Centro Democrático).
Las Cortes salidas de aquellas elecciones, convertidas en constituyentes,
aprobaron la Constitución, que el pueblo español
refrendó el 6 de diciembre de 1978.
Dimisión | El 3 de marzo de 1979, Adolfo Suárez ganaba por segunda vez
unas elecciones generales, e
iniciaba su tercer mandato como presidente del Gobierno.
A partir de entonces, una oposición feroz, traiciones y disensiones en el popurrí de intereses que era UCD, el redoblamiento de acciones terroristas de ETA, el ruido de sables y la creciente desafección del rey, unidos a las dificultades sociales y económicas, llevan a que el 29 de enero de 1981 Suárez anuncie su dimisión tanto como presidente del Gobierno como de UCD.
Reunidas las Cortes el 23 de febrero para elegir al nuevo
presidente del Gobierno, se produce el intento de golpe de Estado, en el que una
vez más, Suárez dará dejará una lección definitiva para la historia por su
firmeza y dignidad ante los golpistas, con riesgo enorme de su vida. Sólo tres
personas no obedecieron al mediocre tipejo Tejero, quien pistola en mano ordenó a
todos los parlamentarios que se tiraran al suelo. Esas tres personas fueron
Adolfo Suárez, Gutiérrez Mellado y Santiago Carrillo.
Retirada de la política | Tras abandonar UCD, Suárez creó el partido Centro Democrático y Social (CDS), con
el consiguió el acta de diputado en las elecciones generales de 1982, 1986 y 1989. En 1991, tras los
malos resultados del CDS en las elecciones municipales, Suárez dimitió como presidente
del CDS y puso fin a su carrera política.
En 1996 se le concedió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia por su contribución a la Transición Española a la democracia, de la que se le considera el gran artífice.
Desgracias familiares | Tanto su esposa, María Amparo Illana Elórtegui, como su hija mayor, Mariam Amparo Suárez Illana, padecieron y murieron de cáncer. Amparo en 2001 y Mariam tres años después. Al tiempo, se acentuó en Suárez la enfermedad de Alzheimer y, en 2005, según relató su hijo mayor, ni siquiera recordaba haber sido Presidente del Gobierno. Falleció el 21 de marzo de 2014, a los 81 años de edad, debido a una neumonía.
“Puedo prometer y prometo” | Su célebre frase “puedo
prometer y prometo” se hizo realidad en lo esencial: Suárez prometió llevar a
España a la democracia y, con ayuda de muchos, pero también con la oposición de
muchos otros, lo consiguió. Fue el coraje hecho persona y el más firme defensor
de los valores del diálogo y del consenso.
Pero por encima de todo, Adolfo Suárez entra en la Historia por haber dirigido un auténtico cambio en el curso de los asuntos públicos de España, que transitó desde el Estado dictatorial hasta la democracia constitucional en solo dos años y medio, a pesar de la intensidad de los esfuerzos de la extrema derecha y del terrorismo de ETA y del GRAPO para impedirlo, y de las conspiraciones de franquistas atrincherados en el inmovilismo.
Suárez fue el creador del “consenso” y de la apertura de España
a la democracia. Esto le concitó las iras de los militares (que perdían sus
privilegios franquistas), de los principales banqueros (que estaban alarmados con
la reforma fiscal), de la iglesia (que estaba en contra de la ley de divorcio)
y de los terroristas que hicieron todo lo que pudieron para demoler la
confianza en la democracia.
Con el paso del tiempo su obra se agranda y hoy es casi unánime el reconocimiento de que ha sido el más grande presidente de Gobierno de España del nuevo periodo democrático, que es tanto como decir de toda la historia de España. Precisamente hoy se echa en falta la forma de hacer política de Suárez, cuando los conflictos políticos se resolvían por el diálogo y la negociación. Un tiempo donde la crispación era de los extremismos y no afectaba a las corrientes centrales de la política. Hoy España necesita otro Suárez.
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