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Fernando Oliver González

Spain is different

Martes, 07 de Enero de 2014 Tiempo de lectura:

Atrás quedan las fiestas navideñas para los que realmente hayan podido  celebrarlas, las fiestas de la familia, de la religión, de los mensajes de Whatsaps , de las compras masivas, de la resaca. Comienza 2014 plagado de dudas e incertidumbre para millones de ciudadanos que, una vez más, comprueban como sus salarios cada vez dan menos de sí pese a que nos dicen que no se han recortado, comprobamos como sube la factura de la luz, suben los impuestos, aumenta el repago sanitario, disminuyen las prestaciones por desempleo, las pensiones, las ayudas a la dependencia, se pierden derechos fundamentales, como el derecho a decidir si se quiere ser madre, el derecho a protestar…

 

Pero ¿en que se traduce todo esto? Pues parece ser que en nuestra querida España, esa España mía, esa España nuestra a la que cantaba Cecilia, no le inquieta lo más mínimo. Las conversaciones familiares o de amigos que pude presenciar estos días versaban sobre la cantidad de gente que había en los comercios para comprar, las esperas para utilizar el transporte público, el tamaño de los pipos de las uvas de fin de año, el precio desorbitado de los videojuegos, pero de lo importante ni palabra.

 

Con un panorama a nivel nacional tan desolador  nuestra preocupación parece ser nula mientras que en países con situaciones similares a la nuestra y culturas muy parecidas la gente está continuamente en la calle reivindicando y defendiendo sus derechos, expropiados por una clase política que mira para otro lado, hacia el lado oscuro, luchando por defender aquello que se les arrebata de forma ilegítima, con el silencio cómplice de los medios de comunicación al servicio de la banca y los gobiernos.

 

Ya nadie habla de Grecia, Portugal o Irlanda. Nunca lo hicieron de Islandia, el país donde se encarceló  a los banqueros responsables del hundimiento de la economía y se juzgó a su presidente, pero la gente sigue muriendo de frío, de hambre, como está sucediendo en nuestro país, donde un 25% de los niños están sumidos en la pobreza, donde 1 de cada 4 españoles está en situación de desempleo, donde a más de 1.500.000 familias se les ha cortado la luz por no poder pagarla, donde los comedores sociales, más propios de la postguerra que del siglo XXI están desbordados, donde cientos de miles  personas son expulsadas de sus casas, aún a día de hoy, mientras la banca acumula esas viviendas para especular y las instituciones venden esas mismas viviendas a fondos buitre.

 

Por suerte unos pocos han elegido revertir esa situación, han decidido que no se despoje a las ciudadanos de lo más preciado, SU DIGNIDAD, esa que muchos parecen haber perdido.

 

Parte de la sociedad civil ha tomado las riendas para paliar muchas de las necesidades que deberían cubrir las instituciones locales, autonómicas o nacionales cuando se da una circunstancia de extrema necesidad como la actual y lo han hecho DESOBEDECIENDO leyes injustas, dejando a un lado el miedo, la vergüenza y asumiendo que nuestras necesidades las cubriremos nosotros, nadie lo hará en nuestro lugar.

 

Decía Carlos Sobera que en España somos “o muy educados o muy aborregados” y prefería quedarse con la primera expresión, pues bien, este año va a ser crucial y nos definiremos como lo que somos, en esas siguen países como los citados o como Egipto, Italia, Ucrania, ahora también Australia, Francia y también la todo poderosa Alemania pero no, no busquéis esa información en los telediarios.

 

Por cierto, lo de los pipos de las uvas de este año ya pasa de castaño oscuro.

 

Esto es lo que pienso, esto es lo que siento

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