Tras el último Consejo de Ministros del año, como ha sido el de hoy, el presidente del Gobierno suele comparecer para responder a la prensa. Y eso ha hecho hoy Rajoy, con el talante monclovita que mimetizan los inquilinos de “la casa” abducidos por el núcleo del poder. Pero Rajoy ha decepcionado tanto a tantos que ya no tiene carrete más que en la prensa clientelar.
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Este hombre opaco, incapaz de tomar decisiones concluyentes,
hizo hoy el habitual análisis de los líderes políticos españoles cunado están en el poder: el PIB empieza a remontar, la inflación está
controlada y la balanza de pagos marcha como una moto, ha dicho. Pero aún
tenemos un problema, el paro, por tanto ganamos por tres a uno.
Sin embargo, aun siendo importante, y hay que reconocerlo,
la mejora notable de la balanza de pagos, el problema que define a la economía
española es un desempleo alto y unos salarios bajos, por tanto, el partido lo
seguimos perdiendo por uno a cero.
La táctica de Rajoy es no abordar la esencia de los problemas. El tiempo arreglará todo, piensa. Lo cierto es que esta táctica le dio réditos políticos como presidente del PP, después de perder dos elecciones seguidas frente a un candidato tan insustancial como Zapatero, lo que llevó a parte del partido a intentar moverle la silla. Por desgracia, la parte más dinámica del PP no logró su objetivo y Rajoy apuntaló su poder sobre todo al ganar unas elecciones generales que en realidad no ganó él sino que perdió un PSOE que había llevado a España al borde del abismo.
Rajoy aseguró hoy que él no quería tomar medidas como la congelación del salario mínimo, una vergüenza nacional en un país de salarios bajos. No quería hacerlo, pero tiene que hacerlo, como el “gobernante responsable” que es. Lo cierto es que es un irresponsable que hace recaer el peso de la crisis sobre los más débiles. Por lo demás es la misma falsa e hipócrita cantinela que ha usado con los impuestos, yo "no quería subirlos", pero la situación "no me dejó otra alternativa". Falso de toda falsedad. Basta ver que este hombre apenas ha movido ficha en la reforma de la administración: no aborda la supresión de las diputaciones provinciales -al contrario, las potencia-, ni del Senado...
Además Rajoy se ha acostumbrado a mentir. Dijo que no ha dedicado “ni un segundo” a las elecciones europeas del 25 de mayo próximo, para a continuación asegurar que el próximo Parlamento tendrá 40 competencias más que el anterior, es decir, el Parlamento europeo con más competencias de la historia, y disertar sobre los pros y los contra.
Con el problema catalán, empleó la misma
arrogancia, opacidad y tensión. Se recluye en la siguiente obviedad. “No se me
puede pedir lo que no puedo dar”. Por ejemplo, un referéndum de
autodeterminación. Pero ése ese es el problema de Mas y de ERC, el resto de los españoles queremos que el gobierno de todos dialogue con estos independentistas y sobre todo que tenga un plan activo y positivo sobre una comunidad tan española como es Cataluña, que es una de las claves de la historia de España.
En fin, Rajoy ha dado argumentos a lo largo de este 2013 que agoniza para decepcionar a muchos de los que hace dos
años le votaron. Y lo peor de todo, ha demostrado que en el fondo todos los inquilinos de la Moncloa acaban por ser bastante iguales.
















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