Desde mayo un grupo de vecinos de las calles Fernando VII y Nicolás
Fuster se manifiestan cada domingo para denunciar la situación que
sufren en sus viviendas: “Tenemos un grave problema de okupas malos que
intentar hacerse pasar por buenos”. A los “destrozos” y “amenazas” se
suma la pasividad de la administración, la justicia y de las compañías
de luz y agua.
“Cada día me voy a trabajar y no estoy seguro de lo
que le han podido hacer a mi casa”, relata A., vecino de la calle
Fernando VII que ha preferido mantenerse en el anonimato. “Si aparece mi
nombre entonces el problema va a mi casa y ya tengo suficientes”,
argumenta. Desde mayo vive puerta con puerta con un okupa que, asegura,
se dedica al tráfico de hachis: “A todas horas está sonando el timbre y
el telefonillo. Además, como la gente que viene no vive aquí se dedican a
pinchar los extintores”.
Largo plazo | En el caso de su comunidad
todo comenzó hace ocho meses. “Entraron en pisos vacíos, algunos estaban
vendidos pero no había nadie o eran del banco, e incluso intentaron
abrir casas con gente viviendo dentro”. La crisis ha incentivado la
creación de organizaciones que por 500 € abren una vivienda siguiendo un
criterio tan nimio como tener o no felpudo en la puerta.
Mientras que en Fernando VII se han okupado 5 pisos, en otros bloques,
como en Nicolás Fuster, llegan hasta los 25. “A mí que esté okupado el
piso me da igual. Los vecinos nos hemos preocupado cuando la inseguridad
en la finca ha ido en aumento”, se defiende A. A los ruidos y
destrozos se suman todo tipo de amenazas como “sacar un cuchillo y una
pistola táser”.
“Antes nuestros hijos salían a jugar al patio pero ahora no pueden porque no sabes qué se pueden encontrar”.
Desamparados
| Los vecinos se sienten indefensos ante unos okupas “que tienen todas
las de ganar”. Con una justicia extremadamente lenta en la resolución de
estos casos, las comunidades afectadas han pedido el respaldo del resto
de administraciones. Aunque A. reconoce que la problemática no es
competencia del Ayuntamiento de Pinto, considera que “no hace nada” para
ayudarles. Del mismo modo creen que Policía Local y Guardia Civil hacen
correctamente su trabajo, pero piensa que podrían “hacer algo más”.
Con quien parece no haber ningún tipo de entendimiento es con las
compañías de agua y electricidad, que tardaron siete semanas en cortar
la luz de los edificios okupados de la calle Fernando VII. “Sin agua no
puede vivir nadie en una casa- asegura A.- El Canal de Isabel II
podría haber hecho lo mismo pero como ellos se lo cobran a la comunidad
ni se molestan”.
Los cortes de luz son solucionados por los
okupas empalmando con el contador de otro vecino que, según su
experiencia, pueden llegar a ser multados con 3.000 € “además de pagar
la luz del okupa”. Aunque las compañías se preocupen por arreglar los
contadores trucados éstos vuelven a ser manipulados cuando el técnico
encargado abandona el edificio.
“De momento la solución que mejor
nos ha funcionado ha sido poner alarmas de seguridad. Lo único que
podemos es hacer es que todo sea lo suficientemente complicado para que
no lo hagan”. Los arreglos de desperfectos, sistemas de seguridad y
cerrajeros de urgencia le ha costado a la comunidad de la calle Fernando
VII más de 10.000 €. “En siete meses nos hemos gastado el presupuesto
de todo el año”, asegura este vecino.
Desconfianza | Como protesta
por esta situación, miembros de ésta comunidad, junto con los de la
calle Nicolás Fuster, llevan meses manifestándose cada domingo aunque
“no van todos los que debieran”. Además, tienen sospechas de que algunos
vecinos colaboran con los okupas. “Cada vez que cambiamos las
cerraduras de las zonas comunes ellos tienen las llaves a la semana, por
lo que creemos que alguien les está vendiendo las llaves”.
Por
otro lado, consideran que este grupo de “okupas malos que intenta
hacerse pasar por buenos” se aprovecha de plataformas como Stop
Desahucios o la PAH de Pinto “para que no les echen”. Aseguran que
muchos tratan de pedir un alquiler social de la vivienda okupada
argumentando diversas situaciones de extrema necesidad. “No me dan
ninguna pena, y al que se la dé que viva con ellos un par de meses-
comenta enojado A.- Hemos pedido directamente a los bancos que no se les
conceda el alquiler social”.
A pesar de todo, A. no se ha
planteado en ningún momento dejar de su vivienda. “No puedo hacerlo,
nadie puede. Es bonito vivir de okupa llevando tus trastos de un sitio a
otro, pero yo tengo una hipoteca”, concluye.
Satg | Viernes, 08 de Diciembre de 2017 a las 20:09:37 horas
Vuelvo a preguntar cómo ya hizo Cata hace un tiempo. Hay en este momento algún problema en la urbanización de Nicolás Fuster?
Estoy planteándome vivir allí.
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