Fomento no contempla la instalación de ascensores en la estación de Ciempozuelos
Fomento acaba de anunciar que en 2014 instalará dos ascensores en la estación de Pinto el próximo año, una reivindicación muy antigua en ese municipio, tanto como la es en Ciempozuelos. La instalación de ascensores o cualquier otra forma que permita la accesibilidad a las personas con movilidad reducida y que facilite el tránsito de maletas, carritos y demás portes a los usuarios no es una concesión del Ministerio, sino una obligación urgente que no cumple.
El último programa electoral del PP de Ciempozuelos contemplaba “solicitar al Ministerio de Fomento la instalación de ascensores en los andenes y la mejora de la accesibilidad a la estación”. Pero estos ascensores ni están ni se les espera para desesperación de tantos y tantos usuarios. Aún hoy las personas con movilidad reducida que quieran ir a Madrid han de viajar primero a Aranjuez para, allí sí, cambiar de andén y tomar el tren en dirección a la capital.
La mejora en la accesibilidad es una reivindicación que va camino de convertirse en histórica porque ninguno de los grupos que han gobernado en el Ayuntamiento de Ciempozuelos han conseguido obligar al Ministerio de Fomento (al cargo del cual han estado populares y socialistas) a solucionar este gravísimo problema.
Dice ahora el responsable de Fomento -no sabemos si con desfachatez, chulería o con un morro que se lo pisa- que sólo se llevarán a cabo obras “económicamente viables” y que cuenten con “la financiación de todas las administraciones”. O lo que es lo mismo, que esta imperiosa necesidad para los ciempozueleños seguirá parada sine die. Algo que no deberíamos tolerar.
No podemos aceptar que nuestros representantes políticos de aquí y de los demás municipios -que parece que más que al pueblo se deban al superior de sus respectivos partidos, porque ya saben, “son órdenes de arriba y nosotros no podemos hacer nada”- traguen con la instalación de tornos antes de proceder a la necesaria renovación de las estación. No pueden quedar de brazos cruzados ante el progresivo aumento de los usuarios del transporte público, mientras se deterioran las infraestructuras y los servicios, especialmente en la línea C-3, la peor valorada de toda la red de Cercanías.
Tenemos que dar una respuesta unánime y contundente a semejante atropello, sin reparar en colores ni intereses partidistas. El transporte público ferroviario de calidad es vital e irrenunciable para nuestros vecinos y en este asunto todos debemos estar juntos para defender lo que en justicia nos pertenece. Sólo la presión social, política y popular hará que en tiempos de austeridad (austeridad siempre para los demás, por supuesto) los poderes alejados de nuestros problemas reales se dignen a posar su mirada en nosotros porque les causamos problemas. Desgraciadamente, muchas veces es el único lenguaje que entienden los políticos, lameculos y adláteres del coche oficial y decenas de guardaespaldas.
Caso aparte es lo de San Martín de la Vega, donde la Comunidad de Madrid cerró directamente la estación sin que el patético gobierno local levantara la voz contra sus amos, a pesar de haber invertido el municipio en el tren más de 15 millones de euros, que el año pasado se han tirado a la basura.

















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