Los lunes al sol
Y los martes, miércoles, jueves… este es el día a día de millones de españoles en nuestro país, entre los que desgraciadamente me encuentro.
En los tiempos que corren no es precisamente bueno formar parte de una estadística, menos de la que da cuenta de las personas desempleadas y no, no voy a caer en el error de jugar con cifras. Las cifras, los porcentajes… no hacen más que deshumanizar un problema en el que cada número tiene rostro, familia, nombre y apellidos y ahora caer en esa guerra de cifras es más inhumano que nunca cuando la voluntad de los gobiernos en materia de desempleo parece ser el hacer bajar esas cifras no por la creación de empleo, sino con artimañas para maquillar los datos.
Cualquiera que este desempleado sabe lo difícil de esta situación, lo difícil que es levantarse por la mañana y enfrentarse a un nuevo día lleno de incertidumbre, de desasosiego. ¿Qué hacer? ¿Buscar trabajo en las decenas de páginas de internet o salir a patear los semidesiertos polígonos industriales en los que ya nadie te abre la puerta? “Deje su currículo en el buzón” -“si es que cabe” añaden algunos-.
Nadie que no se haya visto en esta situación puede entender lo que se siente cuando tu mujer y tu hijo salen a trabajar mientras que tú te quedas en casa, un día más, decidiendo si abrir el ordenador o salir de paseo. Un día más.
A ese sentimiento de angustia y culpabilidad se une la cada vez más la baja autoestima, el creer que no vas a ser capaz de realizar labores que antes hacías de forma automática. Llegas a tener la sensación de que no sirves, especialmente cuando ves que los días pasan y nadie te llama para una entrevista.
Esa guerra de cifras que nos hablan del crecimiento/descenso del paro interanual, de las bajas/altas en la seguridad social, del empleo/desempleo estacional nos trae al pairo. A los que no tenemos empleo lo que nos preocupa es llevar meses, años, desempleados, porque aun formando parte de esas estadísticas, lo que verdaderamente nos preocupa es la situación que estamos viviendo y sobre todo el temor a que esto se prolongue. ¿Cómo es posible que se hable de recuperación, de brotes verdes, de fin de la recesión con más de un 25% dela población activa desempleada? ¿Qué esperanza pueden tener esos cientos de miles de jóvenes que ni tan siquiera han tenido la oportunidad de tener un primer empleo aun siendo la generación mejor preparada? ¿Es la solución para los jóvenes alargar la edad de jubilación? O ¿Cómo vamos a cotizar más años para conseguir una jubilación cuando ni si quiera tenemos posibilidad de trabajar?
La respuesta pasa por pensar que no habrá dinero para pagar pensiones, no habrá dinero para prestaciones por desempleo, ayudas… y no habrá dinero porque se ha estado malgastando durante décadas y ahora lo pagaremos nosotros. Desde luego no lo harán los que crearon esta situación, a los que por cierto también pagamos nosotros.
Como criticar sin aportar posibles soluciones no es mi estilo, propongo una que se podrá materializar en unos meses. Recordemos que tendremos que acudir a las urnas para elegir a los parlamentarios europeos ,así que tendremos la oportunidad de decirles lo que ellos mismos nos enseñaron: “que se jodan” .
Es lo que pienso, es lo que siento
Mariano | Lunes, 02 de Diciembre de 2013 a las 19:56:40 horas
¿Quien puede criticar un pensamiento?
Es lo que pienso, es lo que siento.
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