Alias.puf
El autor critica que determinadas personas utilicen nombres ficticios (alias) en las redes sociales con el objetivo de insultar y "atacar a otros con total impunidad" desde el anonimato.
Mi vecina Felicidad, Feli, entró en casa
como un rayo, dejando a su paso un reguero de lamentos e interjecciones.
Después, todo fue monólogo. "Me he equivocado, he cometido un error
espantoso, soy despreciable, una cucaracha, un gusano, un triste despojo... Me
he escondido tras un alias en internet y he machacado a un imbécil. ¿Sabes el
poder que da un alias en internet? Sí, claro que lo sabes, pero me refiero al
que utilizas no para protegerte, sino para atacar con total impunidad, para
decir las cosas que nunca te atreverías a decir abiertamente en público, mucho
menos cara a cara, el alias que utilizas para suprimir todo intento de diálogo
razonado, para despreciar al destinatario, tratar de ridiculizarlo, desviar la
atención del asunto tratado hacia lo personal o lo más conveniente, llenando el
foro que sea de perturbación y ruido. Es como ponerte una máscara
desinhibidora, el disfraz perfecto o, mejor todavía, ser la mujer invisible.
Ahora formo parte de ese ejército de cobardes bocazas que disimula su
ignorancia con desplantes, su fanatismo con prepotencia y sus prejuicios con
estereotipos babosos y electrónicos...". Decidí intervenir y le pregunté
por el caso motivo de aquella explosión. "Eso da igual -contestó-, lo
importante es que internet nos brinda la ocasión inédita de poder intercambiar
opiniones con cualquier persona, incluidas las que son o deberían ser
referentes, y en lugar de eso nos aferramos a nuestra triste, lamentable y
pobre autosuficiencia para llenar de mierda el panorama, bien por temor
individual, bien por sentimiento proselitista, o bien por vocación de lameculos
o soplapollas, con perdón... Y qué hago ahora, dime, qué puedo hacer. ¿Confieso
y desaparezco del mapa?" "No, Feli -respondí-, nada de culpabilidad
seudocristiana. Mantén tu alias y dignifícalo". Y, ya más tranquila,
aceptó una copa de buen vino.

















Carlos Lapeña | Miércoles, 09 de Octubre de 2013 a las 21:16:30 horas
Ojalá, Fernando. Pero yo soy más pesimista. Creo que con internet y las redes se ha abierto una puerta (lógica, por otra parte) bastante perversa para manipular atacar y destruir. Muchos son los intereses y muchos los interesados. Sin embargo, entre tanto ruido habrá que intentar aportar algo de armonía.
Un saludo.
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